«Porque fuerte es como la muerte el amor; Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos.»
No lo merezco, tal vez nunca lo hice.Porque no fui capaz de confiar en él y en su lugar, actúe de la manera más estúpida posible. Porque todo lo que hizo fue amarme y yo mandé todo al caño de un momento a otro. Porque lo teníamos todo, y pudimos haberlo hecho eterno, pero lo arruiné completamente.
Esta tarde, cuando nuestros labios volvieron a estar en contacto mis piernas se debilitaron, mi corazón se aceleró y mi estómago se sintió como si una parvada de aves revolotearan dentro de él. No pude mantenerme allí cuando recordé que ese preciso momento para mí estaba significando la vida entera, mientras que no estaba segura de qué era lo que él sentía.
«El amor que te tenía» no dejaba de resonar en mi cabeza, una y otra vez, en bucle. ¿Realmente se acabó o sólo había escogido mal sus palabras? Deseaba que la segunda opción fuera la respuesta y que aquello que sentí al besarlo, él lo hubiera sentido también.
No había vuelto a verlo a lo largo del día, ni siquiera cuando volví a oncología, pero no pregunté por él. No sé qué hacer con las cosas que han pasado hoy ni con los sentimientos que había guardado. Estoy agotada, mental y físicamente, deseando que los 40 minutos que faltan para poder retirarme a mi departamento pasen tan rápido como les sea posible.
Mientras hago notas, Brandon aparece.
―Eva, te necesitan en jefatura.―anuncia, busca entre los papeles sobre una mesa y cuando supongo encuentra su objetivo voltea a verme.―Brashier me ha dicho que te llame.
―Bien, gracias Brandon.―digo, pasando por un lado de él.
Cuando llego a la oficina, en la cual se encuentra una placa que pone “Jefatura de oncología” en la puerta, toco dos veces. Acomodo mi bata intentando no mirarme como el desastre que estoy hecha por dentro. “Adelante” se escucha, entonces abro y me introduzco en la habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Pero contrario a lo que ha dicho Brandon, no es el Doctor Brashier quien se encuentra aquí. Es Shawn, mirándome directamente a los ojos y acercándose a mí.
―Por favor, escucha lo que tengo que decir.―sujeta mi mano. Oh Dios mío, su tacto.―Yo... Lo siento.
Sigue mirándome a los ojos. Se está disculpando cuando jamás hizo algo mal. Me odio.
―No puedo dejarte ir, eres la mujer de mi vida. Cada minuto sin ti ha sido una agonía, no quiero un día más de esa manera Eva. No voy a poder hacerlo.―confiesa, disipando todas las dudas en mi cabeza. Me atrae hacia él, sosteniendome contra su pecho.
―Perdóname, Shawn. Actúe como una tonta.―Mis disculpas jamás serán suficientes para expresar lo avergonzada y arrepentida que estoy de mis acciones. Me descubro llorando entre sus brazos, de donde no quiero irme nunca. Hemos pasado por este sufrimiento sólo por mi culpa y aún así, él me ama. Tanto como yo a él.
―Perdóname tú a mí. Hay cosas que debí decirte antes.―Me aleja de su pecho y limpia mis lágrimas con sus pulgares. Cierro los ojos ante la acción.―Tenía miedo de las cosas de mi pasado, miedo a perderte por algo de eso. Pero no fue mi pasado, fui yo quién lo arruinó de todos modos.
―No. No ha sido así.―sujeto sus manos que aun se encuentran sobre mi rostro.―Sólo... contestame una cosa.―me mira y asiente―¿Crees que podamos seguir adelante? Olvidarnos de todo esto... Que puedas perdonarme...
―No tengo nada que perdonarte, mein Schatz. Además, me he olvidado de todo cuando tus labios correspondieron a los míos.―dice acercando su rostro al mío.―Nada ha cambiado Eva.―su nariz rosa la mía, siento su aliento―Te amo.
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Hospital [Shawn Mendes]
Fanfiction«Serás un gran médico» le decía toda persona que conocía a Eva Harvey. El tercer año en la carrera de medicina estaba frente a ella, aún tenía muchísimo que aprender. «No estoy aquí para ser amable y mucho menos su amigo» había advertido el Dr. Men...