―El autobús más próximo sale en media hora, ¿está bien?―la mujer del otro lado de la ventanilla tiene una voz tranquila, casi melodiosa. Me mira fijamente y después mira detrás de mí y al resto del lugar, como si buscara al culpable de mis ojos rojos y el leve y ocasional temblor de mi labio.
―Si, por favor.―me las arreglo para contestar con la voz menos quebrada que puedo brindar.
―¿Estás segura de que todo se encuentra bien? ¿Hay algo más en lo que pueda ayudarte?―esta vez me mira con ojos preocupados, después sin dejar de mirarme, toma el boleto que acaba de imprimirse en una pequeña máquina y me lo extiende.
―Si, segura. Muchísimas gracias.―la sonrisa que me he esforzado para esbozar debe de ser una de las más falsas de la historia. Y la sonrisa que obtengo como respuesta de aquella señora frente a mí, me lo confirma.
―Que tengas buen viaje, cariño.―tomo el boleto y ella aprovecha para darle un leve apretón a mi mano. Estoy a punto de soltarme a llorar, pero me esfuerzo y reprimo las lágrimas. Vuelvo a sonreírle, porque no puedo hablar.
Decidir viajar en autobús me pareció una buena idea entre la confusión y desesperación que tenía por dejar mi casa, pero ahora, cuando sentada en mi asiento del autobús cada persona que pasa por el pasillo entre los asientos me ve como si fuera algo extraño, me arrepiento de no haber tomado mi auto e irme en él. Dejando el auto en mi casa, cuando mis padres llegaran a casa pensarían que estoy en mi habitación y no me llamarían hasta la hora de la cena probablemente, lo cual, me daría el tiempo suficiente para a esa hora ya estar en mi nuevo destino.
Y sé perfectamente que en unas horas tendré que decirles que me he ido sin más, que probablemente eso los asuste y que, sin duda, los preocupará. Pero ahora mismo siento que no puedo ni con mi alma.
¿Cómo pudo pasar tanto tiempo sin que me diera cuenta de nada, sin que al menos pudiera sospecharlo? La única explicación que se me ocurre me duele. Para mantener esto oculto de mí durante tanto, Shawn debe ser un maestro de la mentira.
Mentira. ¿A eso se resume todo?
¿Por qué tiene que doler tanto?Siempre cuestioné el hecho de que una persona se aferrara tanto a una relación que claramente no le hacía bien o que por alguna razón no era posible, tantas veces me repetí hasta el cansancio que no había razón alguna que justificara derramar una lágrima por alguien que no lo merecía.
«Siempre se puede encontrar algo mejor, algo que te haga bien, algo que si esté destinado para ti y te haga feliz, eso seguro» había asegurado. Dios sabe que ahora mismo iría con él a decirle que me ame. Que lo necesito en mi vida, que ya no sé quien soy si él no está a mi lado.Y tal vez lo haría, si no estuviera de por medio la felicidad de una niña que de nada tiene la culpa, una pequeña a la que no puedo quitarle a su padre.
Gracias a Dios el asiento a un lado del mío se mantuvo vacío incluso cuando el autobús se puso en marcha.
Pero no todo puede ser bueno, lo sé. En algún punto del camino, la pareja que tomó lugares frente a mí se dispone a reclinar sus asientos, permitiéndome así observarlos mientras se acurrucan uno muy cerca del otro. Sus manos están entrelazadas y en un momento el besa su frente. Y allí estoy yo, viéndolos con el corazón hecho un puño de papel arrugado, en el piso. Acabando de ser lanzado por alguien al piso.
De pronto, uno de los estúpidos impulsos de todos los humanos aparece en mí. El impulso, casi necesidad, de escuchar música que te haga hundirte más, cuando ya estas hasta el cuello de agua.
¿Quién es el artista que nunca falla? Todos lo sabemos. Adele.
Tomo mi celular, abro Spotify y voy a mi lista de reproducción de Adele. Recargo mi cabeza sobre el asiento, pero no me siento del todo cómoda así, así que la redirijo hacia la ventana, en parte para intentar ver lo que ocurre fuera y en parte para esconderla detrás de las cortinas de las ventanas para que así nadie dentro de este autobús vea las lágrimas mientras caen.
La música suena, hasta que empieza una canción en especial. Creo que me voy a quebrar.
«Pero hay un lado de ti que nunca conocí, nunca conocí.
Todas las cosas que dijiste nunca fueron verdad, nunca fueron verdad.» canta Adele, maldita sea. Siento una lágrima quemar mientras se abre paso para avanzar por mi mejilla derecha.«Incluso ahora cuando ya hemos terminado no puedo evitar buscarte.» Lo haría, es lo que más quiero hacer ahora. Sentir sus brazos rodearme una vez más. Lo necesito.
«Porque sabía que esa era la última vez.» Inevitablemente, mi mente va a la última vez que me besó. Me recuerdo memorizando cada detalle de ese instante, quería guardarlo para cuando “lo necesitara” ¿Una parte de mi lo presentía?
Set fire to the rain, así se siente.
Me retiro los audífonos con brusquedad. No puedo segur así, no voy a continuar lamentándome toda mi vida. Voy a seguir mi vida, lejos, pero al final a seguirla. Voy a enfocarme en el internado, allí no puedo fallar. Esto sanará, tiene que hacerlo. Y en algún punto de mi vida, volveré a ser feliz, voy a creer en las palabras que algunas vez pronuncié.
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Holi holi, por fin pude volver a actualizar, creo que así será por las próximas tres semanas. Actualizaré los sábados, hasta que sea libre de la universidad.
Gracias infinitas por leer, votar y comentar, sobre todo lo último jajaja, sus comentarios son la mejor parte de esto, me encantaan xD 💗
Les amo y les mando abrazitos💙
Por cierto, me gusta escribir inspirándome en canciones jeje, igual si no les gusta diganme 😝❤❤

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Hospital [Shawn Mendes]
Fiksi Penggemar«Serás un gran médico» le decía toda persona que conocía a Eva Harvey. El tercer año en la carrera de medicina estaba frente a ella, aún tenía muchísimo que aprender. «No estoy aquí para ser amable y mucho menos su amigo» había advertido el Dr. Men...