III

2.3K 145 6
                                    

– No sé cuánto tiempo vaya a pasar sin que termine por ser “grosera” con Mendesito. – Camille toma asiento frente a mi en la mesa donde estoy en cafetería.

– No creo que te convenga retar a Onco-boy. –Digo sin pensar mi respuesta.

– ¿Onco-boy? –se está riendo y me doy cuenta de lo que he dicho, de cómo he llamado al doctor Mendes. 

– No se lo digas a nadie, se supone que yo tampoco debía hacerlo. –Quiero reírme y en ese momento cubre mis ojos alguien que se encuentra a mis espaldas.

– Todos los regresos de vacaciones haces eso, cambia de estrategia Mike. –sonrío y tomo sus manos.

– Ya pensaré en algo... o no, ¿sabes qué? Será nuestro ritual, cuando dejemos de vernos por un tiempo prolongado haré esto.

– ¿Dónde te habías metido tonto? –cuestiona Camille mientras le da una mordida al burrito que ha comprado para comer.

– Mis padres y yo tuvimos problemas con el vuelo de regreso, por eso me he demorado un día.

– De hecho, te has demorado dos clases con onco-boy. –Chasquea la lengua y niega.

– Gracias por contar algo que te dije que no hicieras. –digo mirándola severamente.

¿Onco-boy? No estoy entendiendo de qué hablan... -dice Mike con confusión.

– Olvídalo. Pero es cierto que te has perdido ya dos clases de tres materias. Especialmente oncología, no sé cómo reaccione el Dr. Mendes respecto a eso...

– ¿Mendes el oncólogo? ¿El estricto? –pregunta levantando ambas cejas.

– El mismo que viste y calza, el Dios griego. –responde Camille sin dejar de mirar su burrito.

– Creo que puedo darme por “no acreditado”. –responde Mike cruzándose de brazos y agachando su rostro en una acción sobreactuada. – El “Dios griego”, ¿a qué debemos ese apodo?—retoma las palabras de Camille y su actitud divertida.

– El tipo es más bello que poder comer sin engordar. –responde Camille con tranquilidad.

– ¿Entonces es joven?

– Diría que tiene unos treinta y dos, o treinta y tres.–comento para después volver mi atención al libro que se encuentra en la mesa.

– Leyendo en cafetería, ¿cuándo te relajarás un poco respecto a la escuela? –Mike sonríe y posa su mano izquierda sobre mi libro.

– Aún no tengo hambre, es todo.

– Entonces, ¿cómo han ido las clases con Mendes? –pregunta regresando al tema anterior.

– No va a tener piedad, lo dejó en claro desde el primer día. Así que deberías ponerte a estudiar muy bien el tema de mañana, por precaución.

– Lo haré, no te preocupes. No quiero darle razones para que me destroze.

– En algún momento lo hará, estoy segura. Nos destrozará a todos. –dice Camille.

No quiero llenar mi mente de negatividad pensando en que Camille tiene razón, pero creo en sus palabras.  Hay algo en Mendes que me pone intranquila, algo que me hace pensar que hay mucho más que sólo un maestro estricto. Algo que me hace sentir que no es normal que alguien relativamente joven tenga esa actitud.

Hospital [Shawn Mendes] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora