Capítulo 1

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Voy caminando por las calles solitarias de San Francisco, acaba de empezar la estación de otoño y déjenme decirles que casi todas las noches llueve y cuando no lo hace hay mucho aire, tanto que me cuesta trabajo seguir con mi destino el cual es llegar a casa y darme una buena ducha con agua caliente.

Calculo que son las tres de la madrugada ya que no hay ni un alma por aquí, el viento golpea mi cuerpo con brusquedad, el aire y el alcohol no son muy buenos amigos ¿sabían? por lo que me da una jaqueca horrible. A lo lejos veo la impresionantemente grande mansión en la que vivo o como yo le digo "mi humilde hogar"
Me adentro en ella y trato de ser lo más silenciosa posible ya que no quiero despertar al ogro de mi padre, cuando paso por la sala me asomo para confirmar de que no hay nadie y de nuevo sigo mi andar hasta que una voz ronca hace que me detenga en seco
- Otra ves Dylan - menea su cabeza y se agarra el puente de la nariz en señal de frustración y enojo
- Ya hemos hablado de la hora de llagada a esta casa, no es hotel para que llegues a la hora que quieras - alza su cara para encontrar mis ojos, en el momento en que lo miro noto las dos grandes bolsas que carga bajo sus ojos, su ceño fruncido, sus labios en una fina línea, en su cabello ya se ve el brotar de la canas y su rostro comienza a ser amenazado por constantes arrugas que aparecen en cada gesto que hace, trata de sonar firme pero tranquilo.
- Ahh's, si no es tan tarde - hago una seña con la mano así mostrando la poca importancia que tiene la hora en mi vida.
- ¿Qué no es tan tarde? Son las 4:35 de la madrugada - eleva su voz ya enojado

¡Wow! yo que creí que apenas eran las tres de la madrugada

- Bueno no es para tanto, e llegado más tarde - es verdad, la semana pasada llegue a las seis de la mañana.
- No quiero que se repita jovencita, es la última vez que llegas a esta hora a la casa y en estas condiciones - me mira de pies a cabeza con desaprobación, en eso siento como todo a mi alrededor comienza a dar vueltas y me tengo que sostener de la mesa que esta pegada a la pared para no caer, la cual tiene un jarrón con flores
- ¿Tan borracha estas? - dice mi padre acercándose
- No, no, estoy bien, solo fue un mareo - agarro mi cabeza tratando que las vueltas se detengan, lo cual es inútil ya que mi cabeza no esta dando vueltas.
- Despertaré a Bernarda para que te haga un té y te pue... -
- ¡No! - lo interrumpo, Bernarda es mi nana, a trabajado en la mansión desde que tengo uso de razón, ha estado en la buenas y malas conmigo, me apoyó cuando mi madre murió, ella nunca se separó de mi hasta que logré salir de la depresión, a ella no le gusta que yo manejé una moto ni que use ropas obscuras dice que soy una niña muy bonita para vestir así, menos le gusta que valla a las afueras de la cuidad ya que es un lugar muy peligroso. Bernarda fue la primera que supo sobre mis actividades nocturnas, ella fue la primera en regañarme, ella fue la primera en saber el porque me llaman "La Pimpernel" en las carreras clandestinas, ella guarda mi secreto, mi padre no sabe al lugar que voy, él piensa que todas las noches me voy de fiesta con mis amigas "a vivir la vida loca" como él le dice.
- Será mejor que me de una ducha y me duerma - digo después de un rato.
- Muy bien - deposita un beso en mi frente
- Descansa mi niña - dice y yo giro sobre mis talones para ir a mi habitación
- Descansa papá - digo en voz alta sin voltear pero se que a hecho un asentimiento de cabeza.

Ya en mi habitación me desvisto rápidamente para meterme a la bañera que llené con agua caliente, después de 15 minutos salgo con una toalla enrollada en la cabeza y otra cubriendo todo mi cuerpo, busco entre mi armario para sacar un pants y una playera, la ropa es holgada lo que hace que me sienta muy cómoda, deshago el perfecto dobles que tiene la sábana que cubre la cama para deslizarme debajo de ella y sentir el material aterciopelado del que esta hecho, ya estando acostada con la sábana cubriéndome por completo dejo ir mi mente en los brazos de Morfeo y que mi cuerpo repose.

[...]

Trato de abrir los ojos pero la luz me lo impide, vuelvo a intentar pero la luz es tan intensa que me aturde y con la fuerte jaqueca que tengo solo hace que sea más frustrante, me remuevo bajo las sábanas por la frustración y el dolor hasta que siento un vacío y después mi cuerpo cayendo para ser impactado en el suelo y mi cabeza pega con un material duro, por instinto llevó mi mano a la zona dolorida para dar un leve masaje haciendo pequeños círculos, en eso escucho pasos rápidos acercarse
- ¡Niña! ¿Te encuentras bien? - es Bernarda
- Si Bernarda, no te preocupes - digo con los ojos entre abiertos ya que aún no me acostumbro a la luz.
- Hay niña hasta la sala se escuchó tu golpe - dice poniéndose de cuclillas frente a mi para asegurarse de que me encuentre bien
- Perdón por asustarte - me disculpo y no sé ni porqué
- No pasa nada niña - acaricia mi largo cabello morado y me mira fijamente como leyéndome
- Saliste a noche - dice seria y sé que no es una pregunta sino una afirmación, nunca le puedo mentir ni ganar una a Bernarda, es como si leyera mi mente o como si me trajera vigilada todo el tiempo ya que sabe todos mis movimientos
- Ya Bernarda pareciera como si todas las noches mandaras a que alguien me espíe o que pusieras una cámara en mi moto - me paro y camino hacia el baño
- No puse una cámara en tu moto ni tampoco te mando a vigilar solo me preocupo por ti niña - se acerca a mi y toma mi mano en un gesto cariñoso
- Lo sé Bernarda pero ya no soy una niña - la miro a los ojos y veo como ella se tensa
- Es cierto, pero yo te quiero como si aún lo fueras, sabes... Te pareces mucho a tu madre - en su rostro se dibuja una sonrisa triste
- Eres igual de hermosa que ella, excepto que tu tienes el cabello morado y ella lo tenía castaño, es una pequeña diferencia - dice con un brillo en sus ojos que conozco perfectamente
- No me gusta hablar de mamá Bernarda - digo desviando la mirada para ver la hora en el reloj que descansa en la mesa de noche
-Lo sé niña, lo sé - acaricia mi mejilla para después decir
- Ya sé que estas viendo la hora para librarte de esta pobre anciana sentimental - la volteo a ver y noto como sus facciones se relajan y el brillo de sus ojos cambia por uno divertido pero melancólico a la ves
- No es que me quiera librar de ti, es solo que tengo que ir a la escuela - hago una mueca
- Bueno ve a bañarte y te espero abajo para desayunar - dice girando sobre sus talones para encaminarse a la entrada, pero antes de que salga la llamo y le doy un abrazo corto para después meterme a duchar.

Engaño De Amor (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora