Capítulo 52

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Narra Dylan Cooper

El silencio y la soledad también pueden ser tu perdición. Tienes muchas cosas que pensar en ese momento, y más si tienes todo el tiempo de mundo. No mentiré, ambos han sido mis mayores aleados por años, pero a la larga hacen daño, sientes que perderás la cabeza de tanto pensar, memorizar, recordar, sentir...
Quizá a algunas personas les ayudan, pero a mi, ya no, me hacen un mal, a veces los deseo, pero recuerdo que puedo perderme en ellos e inmediatamente los paso.

Justo en este momento ambos están frente a mi, enrollada con la toalla que me dejó James en una mesa fuera del baño hace unos minutos, sentada en el retrete con los ojos cerrados, danzan. Esta cabaña tiene las dos cosas de las que en ocasiones huyo, y eso no me gusta. Me hace sentir fuerte pero vulnerable a la vez, siento y recuerdo, que es lo que no quiero.

Salgo del baño descalza, camino hacia la habitación en la que estuve con James, al entrar lo veo terminando de acomodar las sabanas, la ha cambiado

Que ordenado...

Sonrío adentrándome a la habitación
- El baño esta desocupado por si te quieres dar una ducha - él me voltea a ver con los ojos como platos, sus ojos firmes en mi rostro
- Como, pero... Que no - murmura
- ¿Disculpa? - desvía la mirada a la cama ahora compuesta
- Nada, ahora me voy - coge una toalla que se encuentra en la orilla de la cama y sale de la habitación dejándome sola

James es un tanto raro... Miro la cama en la que pase un buen rato, no me quejo de nada, no dije nada en todo el acto, solo lo miraba, sus orbes de diferentes tonalidades, parecían luces de navidad, pues cambiaban de color a cada momento, del tono más claro al más obscuro, de azul a verde y de verde a café. Era algo increíble ver todos esos colores combinarse, juro que si tengo otra oportunidad así no la desperdiciaré.
En la mesa de noche se encuentra una camisa bastante grande y mi ropa interior, sonrío al imaginarme a James tratando de no prestarle atención a mi ropa interior, idiota... Me visto y miro hacia la ventana, aún es de día, aunque el cielo está nublado, al observar el paisaje frente a mis ojos, me percato de que llovió, todo esta mojado y las nubes se mueven conforme el viento. Salgo de mi trance y comienzo a buscar mi demás ropa, la puerta de la habitación se abre y entra un James con el cabello mojado, algunas gotas resbalan de su cabello y se deslizan por su torso desnudo, mientras otras son absorbidas por la toalla que descansa sobre sus hombros, porta un pantalón a la cadera dejando ver todos sus músculos bien tonificados.

- De casualidad... ¿Levantaste mi ropa? - me asomo de bajo de la cama
- Sí - pasa la toalla por su cabello, me incorporo esperando que me diga donde o me la de, pero en eso me observa y frunce el ceño
- ¿Por qué traes puesta mi camisa? - interroga a lo que también frunzo el ceño

"Quizá sea porque pensé que la habías dejado para mi, porque, yo que sé, mi ropa estaba sucia o mojada o simplemente porque no la encontré"

Lógicamente le dije:

- Simplemente porque no encuentro mi ropa idiota -
- Está en el segundo cajón - señala la mesa de noche, lo abro y veo mi jean bien doblado y mi blusa blanca de mangas
- ¿Y mi suéter? - se sienta en la orilla de la cama dándome la espalda
- En el armario - vuelve a pasar la toalla por su cabello quitando así el exceso de agua. Me quito la camisa y se la aviento, el no hace ningún movimiento al respecto, me coloco mi jean y mi blusa para encaminarme al armario y coger mi suéter
- Date prisa hombre - me quejo de su lentitud
- No hay prisa mujer, no se irá el carro, ni nada por el estilo - deja caer su espalda y cabeza sobre la cama dejándome claro que no tiene ganas ni de ponerse la camisa, porque si, yo ya terminé de vestirme, justo ahora ya me puse los zapatos y éste no puede con una camisa
- Dale James... - arrugo mi entrecejo y pongo puchero frente a él
- Quiero salir - dejo caer mis hombros
- Me gusta cuando dices mi nombre - apenas y alza la cabeza para verme
- Y lo seguiré diciendo si te apresuras y nos vamos - vuelve a sentarse en la cama
- ¿Me estás chantajeando? - noto un altísimo de diversión en sus ojos
- Así es - afirmo, éste eleva una comisura de sus labios en una pequeña sonrisa
- Todo sea por escuchar mi nombre salir de tus majestuoso labios - alza el mentón
- ¿Eso es un halago? - involuntariamente sonrío
- Así es -

Un par de chantajes y halagos después nos encontramos llendo a un restaurante para comer algo cero saludable. Después de un buen momento de convivencia, guerra de comida, sugerencias, miradas de advertencia y desagrado estamos por salir e ir a casa de Diaval, resulta que James le tiene que entregar el carro.

Al fin gato...

- Gracias por visitarnos, esperemos que les haya gustado nuestra comida - habla una señora de unos 40 años en la salida.
- Si, estuvo bien, gracias - responde James, yo solo sonrío en si dirección y asiento
- Que hermosa pareja hacen - nos sonríe melancólicamente y suelta un suspiro al final
- Am... Pues, gracias pero... - comienzo
- Soy afortunado, lo sé, gracias y hasta luego - termina James, me jala del brazo guiándome hacia el auto, no, me esta arrastrando casi
- ¿Qué te pasa? - me suelto de su agarre
- Te saqué de ese lugar antes de que arruinaras el pensamiento de la señora - se gira para mirarme
- Si pero no somos pareja -
- Aún - me "Corrige"
- Ajá - ruedo los ojos al cielo

Llegamos a la mansión de Diaval, al momento que pongo un pie dentro de la casa observo el área, cada rincón. Mi cerebro rápidamente localiza los puntos clave y busca una estrategia de distracción...
- ¡James! - la piel se me eriza al escuchar su voz ronca
- Pimpernel, que gran sorpresa - lo miro y solo asiento con la cabeza para enfocar mi vista en un jarrón para nada interesante
- Así que ella fue la razón por la cual me pediste un auto - siento su mirada en mi y eso me incomoda
- Te lo he traído de regreso, tal y como me lo entregaste - me muevo un tanto incómoda por el silencio que se hace formado
Diaval carraspera y llama a James a su despacho para hablar sobre "algo importante" y como si yo no estuviera en el mismo equipo me omite, aunque eso me facilita el trabajo, ya tenía ideado desmayarme o ahogarme con la saliva o con agua, o fingir mareos, aunque quizá hubiera sido aldo estúpido, no, hubiera sido totalmente estúpido.

Como una niña en un museo me voy paseando por todos los pasillos, haciéndome la idiota "viendo cuadros" algunos pinturas otras exhibiciones de cerámica como las que decoran la zona VIP del Toronado

Camino hacia la cocina, veo un tarro con dulces de diferentes y sin pensarlo tomo varios, le quito el envoltorio al primer dulce y sigilosamente enrollo la bomba y la tiro en un lugar en específico, si hay cámaras no sospecharan de mi porque una persona que come dulces mientras admira la decoración de una mansión y tira los envoltorios "sin pensarlo" tiene un 10% o menos de estar en la lista de sospechosos ¿No?

Engaño De Amor (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora