Capítulo 51

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La beso como si fuera la primera vez, con ansias, desesperación, deseo, frustración por no querer ser ella cuando está conmigo, con dulzura... No sé si sea Dylan o la Pimpernel, pero me encanta, quiero conocerla, ser parte de su vida, sentirla...

- Creo que te castigaré - habla entre besos
- Por ser entrometido - me separo unos milímetros para tomar aire
- Entonces, ¿Ésta que veo es Dylan o la Pimpernel? - digo dudoso
- Eso no te debe de importar, solo soy yo - eso es lo que me temía, tengo que aprender a distinguir una de la otra y eso será algo difícil.

Deja un casto beso en mis labios, luego otro y otro, la tomo de la cintura uniendo nuestros labios, ella me toma del cuello introduciendo sus dedos en el cabello de mi nuca. La deseo, y puedo ver lo mismo en ella. Sin separar nuestros labios la cargo como una princesa, camino tropezándome con todo a mi paso, he visto como hacen ésto en las películas, pero es una farsa, casi caigo con Dylan en brazos, ella ríe, pero no dice nada, trato de llegar a mi antigua habitación, pero fallo en el intento, me rindo y la vuelvo a dejar en el suelo, suelta una carcajada y camina a mi lado hasta llegar al borde de la cama.

Las palabras no hicieron acto de presencia en todo el rato, solo los hechos. Y no me importó, pues todo lo que pude haber dicho lo demostré de distintas formas, le di satisfacción y ella me la dio a mi, eso es más que suficiente, el cómo me correspondió en todo momento, no se avergonzó. El ver su cuerpo desnudo de bajo de mí fue algo satisfactorio, saber que soy uno de los pocos hombres que la han podido admirar así, que la ha tenido, verla como fue creada, al final solté un suspiro... Pues no me cansaba de verla en todo momento. De ver su rostro sudado, su cuerpo... Tampoco de oírla, sus gemidos... Joder, no podía parar, quería seguir sintiéndola, tocándola, besándola. En mi vida había admirado a una mujer en el acto, y es por lo mismo que tomé toda mi fuerza de voluntad para detenerme, ella no dijo nada al respecto, estábamos algo cansados.

En la mayoría de veces que cogía solo era eso, coger, follarmela e irme, otras veces me quedaba con ellas, no suelo tener "noviazgos", pero tampoco soy tan desgraciado, tengo dinero, un auto del año, una motocicleta, aparte de que soy apuesto y tengo un poco elevado mi ego, pero también tengo corazón y soy razonable. Las veces que tenía sexo con una chica, o mi chica, ella se recostaba en mi pecho, platicábamos de un tema en particular, o en ocasiones, hacíamos una lista imaginaria de lo que le gustaría volver a repetir, pero con Dylan, fue todo muy diferente, escuche sus gemidos más no escuche mi nombre en uno de ellos, así como tampoco rasguñó mi espalda, sino que tomó mis muñecas que estaban a sus costados, sus ojos siempre abiertos viéndome, al igual que los míos, en ellos vi por unos segundos picardía, que me decía: "Te gusta verme exitada por ti", yo le sonreí como respuesta de un: "Quizás".

Sé que desde un principio siempre me dejo claro que con ella nada es igual, pero aún así me sorprendo. Se quedó sentada en la cama por unos minutos tratando de regular su respiración, mientras yo miraba su espalda recostado, miraba la pared frente a ella, perdida en sus pensamientos, no creí que fuera apropiado hablarle, no hasta saber si estaba bien. Solo tardó unos segundos mas en la cama y se levantó para ducharse, y en ese momento me quedé pensando... ¿Por qué no ha hablado? ¿A caso no estaba lista? No lo creo ya que nada en ella me dio una señal de inseguridad, al contrario, la vergüenza ni siquiera pasó por ella.
Busco algo de ropa y un par de toallas, toco la puerta del baño para entregársela

- Solo te vine a dejar una toalla - se escucha el agua caer
- Déjala en el lavabo -  me responde, lo pienso, si entro corro el riesgo de caer en su juego y ponerme de nuevo, y si la dejo aquí fuera me evito de todo eso. Tomo la segunda opción y se la dejo en la mesa que esta a unos pasos de la puerta, regreso a mi antigua habitación para cambiar las sabanas
- Si mi abuelo viera esto... Ya estaría muerto -
- Yo, él no, aunque ya lo está él - hablo mientras coloco las sabanas limpias.

Ésta cabaña es un lugar especial, por todo lo que he pasado en ella y por todo lo que el abuelo pasó también, antes de su muerte me dijo que viniera a la cabaña si tenía algún problema, que sería un buen lugar para pensar, si necesitaba un tiempo o mi espacio, que no trajera a personas malas, y que solo quieren un lugar retirado para divertirse y hacer negocios sucios, que no había pasado desapercibida años en vano. Pienso seguir sus mandatos. Aunque quiero pensar que la chica que hoy estuvo conmigo, y que deje entrar al hogar de mi abuelo es Dylan, una chica hermosa, divertida, impredecible, reservada, estudiosa, dedicada, observadora, astuta y un poco cariñosa, que lucha por no sacar todo lo increíble que es. Y sí, mi abuelo tenía razón, la sigue teniendo aún desde el cielo, que es donde debe de estar, un lugar apartado de las personas, silencioso, cómodo, cálido, es bueno para pensar. El silencio ayuda mucho, la soledad más, hace que recuerdes todos aquellos detalles que pasaste desapercibidos, que memoríces, reflexiones, entiendas, que acomodes las ideas en tu mente, comprendas cosas incomprensibles, que veas lo que no se ve, que escuches lo que no se puede escuchar, que interpretes tus sentimientos. La soledad y silencio pueden ser de mucha ayuda. Puede que gracias a ellos logres ver la luz al final de todo.

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¡Hola chicos!

Sé que éste capítulo esta algo corto pero me urgía subirlo ya que tiene un tiempo que lo tengo guardado, no daré alto contenido sexual, debo aclarar, por si esperaban un lenguaje más explícito.

También paso de darles las gracias porque vamos llegando a ¡15 k! De verdad muchas gracias por su apoyo y paciencia.

Mucho bla, bla, bla, y ya porque asía se aburre a la gente, nota muy larga, así que bye... Y grax



Engaño De Amor (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora