Continua el entrenamiento

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El día pasó con Gray aprendiendo la magia de Dragon Slayer con la dragona de hielo. Esta ya le había dado la semilla de dragón y estaban practicando la potencia de sus ataques para aumentar su fuerza de destrucción.

--Bien, creo que por hoy es suficiente, vete con tu amigo lejos de mi territorio para descansar --finalizó para volver a su forma de dragón y hacerse un hobillo para dormir.

Con la respiración agitada Gray siguió sus ordenes, llegando con Natsu que había estado mirando el entrenamiento con nostalgia. Cuando el azabache llegó con él casi se cae por el cansancio, pero el dragón de fuego lo sostuvo a tiempo, dejando que se apoyara en él para sostenerse en pie y empezar a caminar alejándose del nido de la dragona.

--¿Qué tal lo llevas? --cuestionó para hacer que el camino fuera más ameno.

--Fatal, duele como los mil demonios y gasta mucha magia --reconoció con dificultad, recuperando el aliento perdido.

--Ahora entiendes porque soy mucho más fuerte que tú, mi padre era el rey dragón de fuego y yo un niño, por lo que imáginate lo que estás sintiendo ahora multiplicado por mil --se burló del estado del mayor, llegando a una zona alejada donde depositó al mago de hielo en el suelo con delicadeza.

--No entiendo como lo aguantaste, ni tú ni el resto de los dragones --admitió tumbandose directamente sobre el suave césped.

--Te acostumbrarás, no te preocupes, de aquí a una semana te sentirás mejor --animó, sacando los sacos de dormir de sus mochilas, tirándole el suyo a Fullbuster a la cara.

--Te tendré que hacer caso --terminó, colocando su saco a un lado y girando para quedar encima de él.

--No te queda de otra --volvió a burlarse tumbandose en su propio saco y quedándose mirando a las pocas estrellas que se veían por las frondosas copas de los árboles.

--¿Te pasa algo, Natsu? --preguntó el nuevo Dragon Slayer al ver el estado del otro. Hacía tiempo que ya no se decían ningún insulto ni ningún mote.

--Simplemente pensaba en, cuando terminemos con esto y controlemos la transformación ¿qué haremos? --dijo aquello que le preocupaba.

Después de pensarlo un rato a el mayor se le ocurrió una idea.

--¿Y si creamos un gremio? --cuestionó con una gran sonrisa.

--¿Un gremio nuestro? ¡Estaría genial! Podríamos acoger a todos aquellos a los que sus familias abandonaron o no tengan a donde ir, ya sean humanos o demonios, ¿qué te parece? --preguntó al final con un poco de miedo ante lo que diría el otro chico.

--Me parece una gran idea --terminó con una gran sonrisa para caer dormido ante el cansancio del entrenamiento.

Natsu al darse cuenta de este echo se sentó en su saco y empezó a pensar nombres y símbolos para el gremio que crearía junto con Gray, aunque pronto sus pensamientos cambiaron de rumbo hacia el azabache, analizándolo y sonrojándose cada vez más por cada detalle. Mentalmente se preguntaba qué era lo que le pasaba para pensar de ese modo sobre el mago de hielo, ya que nunca sintió nada parecido. Cada vez que lo abrazaba sentía un contraste entre frío y calor que le encantaba y no quería que se detuviera, cuando estaban juntos se sentía tranquilo y protegido, y cada vez que se desnudaba por su manía se sonrojaba bestialmente y lo volvía prácticamente loco. Realmente no lo entendía, pero tendría que haberiguarlo de alguna manera.

Se durmió pensando en todo eso, cayendo de espaldas a su saco de dormir.

(...)

Amanecía, y con ello nuestro dúo de magos de elementos contrarios iba despertando, uno mejor que otro.

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