Tártaros

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Cuando llegaron al lugar se bajaron y besaron a la tierra, prometiendo nunca volver a subir a la máquina, promesa que sabían no iban a cumplir, por lo menos no hasta dentro de dos años.

Empezaron a caminar con dirección a las ruinas, se tardaba un cuarto de día en llegar, y como bajaron del tren cuando empezaba a atardecer llegaron con el cielo casi oscuro, aún dejando ver sus tonos naranjas en el horizonte.

--Llegamos --anunció el azabache de su llegada al lugar acordado.

--Sí, llegamos --repitió con un poco de tristeza Dragneel al recordar a su padre que cayó en batalla, siendo notado por su novio.

--Tranquilo, Natsu, él estará orgulloso de ti desde donde esté --consoló, acercándose y pasando el brazo por su cuello, dejándolo acurrucarse contra él. --Vamos a descansar y mañana empezamos con la construcción ¿vale? --habló tranquilo, intentando no alterar más al pelirosa, recibiendo un asentimiento en aceptación de la idea.

Montaron su campamento improvisado y durmieron acurrucados juntos, Gray abrazando sobreprotectoramente a Natsu, que se apretaba más contra su pecho.

(...)

Al día siguiente se despertaron y empezaron a planificar lo que harían.

--Creo que lo mejor será usar las ruinas de Tártaros como primeros cimientos, podría derretir las piedras con mi forma completa y puede ser el suelo --opinó el pelirosa mientras revisaba los planos que habían hecho.

--Buena idea, pero habría que ver como hacemos la muralla de la parte de atrás para cuando lleguemos en nuestras formas completas poder destransformarnos sin que nadie del exterior nos vea --pensó el otro a un lado de su pareja mirando por encima de su hombro la libreta donde tenía el diseño.

--Eso ya lo tendríamos que hacer cuando hayamos hecho las suficientes misiones como para poder financiarlo --opinó levantando la cabeza para mirar al otro chico.

--Sí, pero para eso habría que completar la estructura principal junto con poner el nombre del gremio y el logo, para luego ir a pedir que lo reconozcan como legal --concordó y añadió también mirando al menor.

--Pero para que sea legal tiene que haber un maestro y más miembros, aquí solo somos tu y yo, y no hemos decidido cual será el maestro --informó.

--Pero si ya tenemos maestro --afirmó mirándolo fijamente alzando una ceja.

--¡¿Yo?! --preguntó incrédulo dando un salto en su sitio.

--Claro que sí, desde que recuperaste tu memoría tu inteligencia a mejorado indiscutiblemente, sin ofender, y eres la persona más responsable que conozco --argumentó a su favor.

--P-P-Pero yo...no sé si podré --dijo esta vez en un hilo de voz.

--Dragoncito, no te preocupes, estaré contigo siempre --animó, rodeando con el brazo su cintura para darle ánimos.

--De acuerdo, seré el maestro --suspiró rindiendose ante las caricias de su novio.

--¡Genial! El maestro E.N.D hace acto de presencia --sonrió y rio tras decir eso.

Ambos se giraron al oír un paso a una distancia considerable. Se levantaron y se acercaron a la zona del ruido escuchado.

Cuando llegaron se encontraron con Jackal, una de las nueve puertas de Tártaros, muy mal herido y apenas pudiendo mantenerse en pie.

--Tú... Eres una de las puertas de Tártaros --fue Natsu el que habló, haciendo que el mencionado elevara la cabeza para verlos, no pudiendo aguantar mucho, desmayándose por séptima u octava vez.

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