Capítulo 6

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Capítulo 6

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Capítulo 6

- ¿Casarte? Ah, pero ¿y la novia?

- La novia estará allá.

- Pues felicidades- dijo el médico.

- No me felicite- observó Nicholas- ni siquiera conozco a la muchacha.

- Entonces mis más sentidas condolencias- observó el comerciante- yo no me casaba ni por todo el oro del mundo.

- Haces bien, amigo mío- siguió el doctor- el estado perfecto del hombre es la soltería.

- Mi padre opina lo contrario- contestó Nicholas- pero no acepto sus condolencias, ya que ni siquiera puedo quejarme sin conocerla.

- Es verdad- repuso el médico- después de todo, podría tratarse de una belleza rara.

Ambos rieron. Sólo que Nicholas no estaba seguro de que las cosas salieran bien.

- ¿Preocupado por el matrimonio, amigo?- insistió el comerciante.

- En parte, pero...es una sensación extraña. Como si presintiera que algo va a suceder en estas aguas.

- Despreocúpate...¿tu nombre?

- Nicholas, Nicholas Norton.

- Gusto en conocerlo- comentó el comerciante- Richard Stanford- aseguró.

- Y yo soy Maximilian Lovestone- dijo el doctor.

Nicholas los saludó cordialmente.

Mientras se acostumbraban al viaje fueron al tomar el té, al tiempo que los marineros acomodaban las mercancías y soltaban su sarta de palabras obscenas más populares.

- ¿Por qué decidió viajar en este barco?- preguntó el doctor.- Yo tuve que hacerlo porque no me alcanzó para pagar primera clase.

- Yo no quería causarle gastos a mi padre. El boleto que compró era muy caro y lo que sobró se lo devolví a mi padre con uno de sus criados. Me quedé solamente con lo indispensable.

- Hiciste bien- dijo el comerciante que ya lo tuteaba- te abrirás camino solo y así podrás ser responsable.

- Siempre lo he sido, sólo que mi padre ha querido imponerme este matrimonio. Y en parte, creo que tiene razón...debería sentar cabeza y tal vez me sirva para...

- Para olvidar a alguien, ¿cierto?

- No exactamente- arguyó Nicholas- es cierto que en el amor me ha ido mal pero lo que deseo realmente es estabilizarme. Tal vez ese matrimonio sirva para ello o quizás le demuestre a mi padre que no tengo miedo tampoco de decir que no.

Los dos lo apoyaron y continuaron departiendo, hasta que notaron la presencia de un navío extraño.

- Ese navío no me gusta- dijo el comerciante.

COMPRANDO TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora