Capítulo 20

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Cap. 20

Los recién llegados se pusieron a la altura de las circunstancias.

- Vengan, les mostraremos donde pueden quedarse.

Nicholas asintió. Pero seguía preocupado por Edith.

Richard le dijo:

- Anda, ven, quizás podamos quedarnos en la misma habitación.

- Yo ni amarrado me quedo contigo- dijo Nicholas.

- Olvídalo, el magnate quiere su habitación particular.

- O quizás- añadió Richard- quiere hacerle un lugar a Edith.

- ¿Quieren callarse?- espetó Nicholas.

- Ya, cálmate, te cansó el viaje, es todo.

Llegaron a una especie de barracas.

- Estas son sus alcobas, señores- dijo el doctor.

- Pues se ven bien para ser unas cuevas- argumentó Richard.

- Es mucho mejor que nada- completó Maximilian.- Muchas gracias, doctor Robert.

- De nada. Espero que puedan descansar un rato. Hay ropa limpia, por si quieren.

La ropa estaba confeccionada con lino y algodón.

- Miren, esta ropa es sencilla pero muy cómoda.

Nicholas al fin se calmó.

- Me alegro por fin que esa pesadilla haya terminado. No podía soportar un momento más con ese capitán.

- Lo que me pregunto es: ¿cómo haremos para volver a la civilización?

- No lo sé- dijo Nicholas- me sigo preguntando cómo es que no se han ido. Aunque, siendo honesto, este lugar es maravilloso.

- A ver si después de la primera semana puedes decir lo mismo- observó Richard.

- Ya, tranquilos. Vamos a adaptarnos. Quizás, con el tiempo...

Más tarde, Edith despertó del todo. Una señora estaba ahí.

- Hermosa, despertaste.

- Gracias. ¿Dónde están los demás?

- En sus habitaciones. Es tarde. Vine a traerte ropa limpia.

Edith agradeció.

- De verdad, no sabe cuánto se lo agradezco.

- Mañana te mostraré dónde pueden bañarse tú y tus amigos.

- Por cierto, ¿dónde está Nicholas?

- ¿Nicholas es el joven guapo que llegó con ustedes?- preguntó la mujer.

Edith asintió.

La señora sonrió.

- Está con ellos. Y tú te quedarás aquí esta noche y mañana te asignaremos tu cuarto.

- Gracias, señora.

La joven se quedó ahí cambiándose.

Cuando ya estuvo lista se levantó y se asomó por la ventana que había allí, empotrada en la pared.

COMPRANDO TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora