Capítulo 25

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Cap. 25

A la mañana siguiente, Nicholas despertó con una tremenda resaca. Le estallaba la cabeza y sentía que no podía tenerse en pie.

Llegó hasta la cocina.

- Buen día...¿no tienen algo para el dolor de cabeza?

Edith estaba ahí y le dijo:

- Sí, podemos darte vueltas...y darte algo de vino...por cierto, ¿no has visto un elefante color de rosa que pasó por aquí?

Nicholas hizo una mueca.

- No te sigas burlando, Edith, ¿quieres? Me siento realmente mal.

- Yo no tengo la culpa, tú y los demás se lo buscaron.

Richard y Max llegaron también quejándose de dolor.

- Ya no podemos más...dennos algo.

- Lo siento- dijo el doctor- pero ustedes transgredieron el reglamento. Hoy tienen mucho trabajo que hacer. Anden, coman algo que tienen que terminar el montar el granero.

- Está bien- dijo Richard- pero espero que esto se termine hoy mismo.

- El trabajo no le hace mal a nadie- siguió el doctor- así que es mejor que te sigas acostumbrando.

Nicholas sentía el dolor muy profundo, pero lo que no lo dejaba en paz era no saber cómo había llegado a su barraca. Le parecía que había sido Edith quien lo llevó, pero quería estar seguro.

Ella seguía preparando algo en la cocina. Nicholas la abordó.

- Edith...yo...

- Si te refieres a lo de anoche...ya lo olvidé.

¿Lo de anoche? ¿Qué había pasado la noche anterior?

- De eso quería hablarte...yo no...

- Insisto, no debes preocuparte. Ya pasó y no fue nada importante.

- Dime, ¿qué fue lo que pasó?

- Estás diciendo que...¿no lo recuerdas?- preguntó Edith.

- Así es...apenas recuerdo cómo llegué.

Edith respiró hondo. Por un lado, le tranquilizaba que no recordara nada. Eso la incomodaba, pero por otro también le causaba tristeza, ya que Nicholas no recordaba su declaración de amor.

- Pues...no pasó nada importante. Solamente te acerqué a la cama, te recostaste y te quedaste dormido y yo te quité los zapatos.

Nada había pasado entonces...pero, si era así, ¿por qué se sentía tan extraño? Como si ella le estuviera ocultando algo.

- Está bien, te agradezco. Por cierto, ¿de verdad no hay nada para el dolor de mi cabeza?

- Té de jengibre- alegó la muchacha- es lento el proceso pero funcionará. Sin embargo, lo tomarás hasta que termines el trabajo.

- ¡No!- dijo él, descorazonado.

- Es la regla, si te portas bien no volverás a ser castigado- sonrió Edith.

- Está bien, seguiré tu consejo.

Nicholas se marchó más tranquilo, pero no estaba muy conforme con la explicación de la muchacha.

Ella se sentía más tranquila, pero algo decepcionada. Si hubiera recordado lo sucedido, tal vez así sabría si la amaba o no.

Richard, Max y Nicholas fueron a trabajar.

COMPRANDO TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora