Capítulo 55

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Cap. 55

En tanto, Nicholas se iba adaptando a su aparente y nueva realidad.

Cathelyne trataba de ser atenta con él, pero notaba que Nicholas no reaccionaba favorablemente a su presencia.

- ¿Cómo te sientes?- preguntó la mañana del siguiente día.

- Bien...me había dolido un poco la cabeza pero ya me siento mejor.

- Me alegro. Como te dije...tengo que ir a una reunión y quiero presentarte a algunas personas. No te preocupes si no reconoces a nadie. Haz de cuenta que estás en una reunión de primera vez.

- Gracias.- dijo Nicholas.- Por cierto, algo me dijo Richard, ¿es cierto que...estoy casado?

- No...bueno, es difícil de explicar. Ella...por ahora no la verás, para no confundirte. No te impondremos nada hasta que tú mismo reacciones.

- Gracias de verdad. Por ahora no podría reaccionar ante alguna persona conocida.

- No te preocupes.

Después, Nicholas preguntó por su padre, aunque no lo recordaba.

- ¿Y...nuestro padre? Me dijo Richard que sólo somos hermanos de padre.

- Sí- dijo ella- nuestro padre está mal...pero ya habrá tiempo para que hablemos de él. Por ahora sólo debes tener la mente despejada y prepararte para la reunión.

- Está bien, hermana- sonrió Nicholas, más tranquilo.

En tanto, Edith también se preparaba para la fiesta. Volver a ver a Nicholas era su mayor ilusión, aunque estaba triste de pensar que no la reconocería.

- No importa...con tal de que pueda verlo...

Mientras buscaba lo que usaría, hablaba con su bebé y éste seguía profundamente dormido.

De pronto, alguien tocó la puerta.

Edith fue a ver.

- Buenos días, señora- dijo la joven- mi nombre es Lory Gilles. La verdad no conozco mucho a la gente aquí, pero encontré entre las cosas de un amigo esta dirección.

- Ya veo...¿de dónde viene usted?

- Soy de Cambridge.

- ¿Cambridge? Tengo una casa de campo cerca de ahí- dijo ella. – Y dígame, ¿cómo se llama su amigo?

- Tom...bueno, así lo llamamos mi hermano y yo, pero no sabemos cómo se llama. -comentó Lory.

- Tom, no lo sé, tal vez sea alguien de la finca. Pero si él tenía nuestra dirección, debe ser alguien de allá y es usted bienvenida.

- Gracias. No quiero molestarla, sólo quiero que me permita quedarme un par de días.

- Por supuesto- dijo Edith- es más, podría usted ser mi dama de compañía, ¿le agrada la idea?

- Claro, señorita...

- Señora...soy la señora Goldsmith.-comentó pensativa.

- Un gusto, señora. Espero poder servirla bien.

Ella le presentó a su bebé y ambas estuvieron jugando con él.

- No sé...esos ojos...creo que...en fin, no me haga caso.

COMPRANDO TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora