—Ven conmigo.
La orden de Enkar me pilló por sorpresa. Me había quedado en silencio, como el resto de los vampiros del comedor, cuando había entrado. Por suerte me estaba levantando antes de que lo hiciera y aunque me vio cerca del rey, al menos no vio mi estúpido trono, que me avergonzó hasta límites insospechados.
Clavé la vista en Nick, esperando que me rescatase, porque Enkar tenía cara de cabreo. Sin embargo, el rey cagón no se movió de su estúpido trono. Pues bien, que lo mantuviera caliente, que mi plan estaba en marcha. Aunque Ezequiel se había largado la tarde anterior y no sabía nada por su parte. Investigaría por mi cuenta, aunque me costase algo más de tiempo.
Seguí a Enkar en silencio. Quizá quería que nos volviéramos a besar, ¿no? Que pareciera mosqueado delante del resto de vampiros no significaba nada. Tal vez debíamos fingir delante de los demás.
Tenía mala cara, por cierto, mucho peor que la tarde anterior. Supuse que por la noche en vela. La Fortaleza estaba la mar de tranquila porque los lobos dormían, pero Enkar no, claro. Él seguía preocupándose por todo, sin descanso.
No me habló por el interminable camino. Subimos hasta la última planta y me llevó hasta su despacho. Se sentó tras el escritorio y me pareció que trataba de poner distancia entre nosotros. Yo ni siquiera pude echar un vistazo muy largo alrededor, por los nervios de lo que le pasase. Nunca le había visto cabreado de verdad conmigo.
El despacho era muy impersonal, como si no hubiera querido ponerse cómodo del todo allí. Salvo por un par de banderas colgadas en una pared, el resto podía pertenecer a cualquiera. Una estantería con libros, el escritorio cubierto de papeles y mucha madera que olía a limpio.
—Siéntate —ordenó, con un tono que no me gustó ni un pelo.
Yo me puse a la defensiva casi sin pretenderlo, porque me estaba poniendo de los nervios con su actitud.
—No hasta que me digas por qué estás enfadado.
—Te dije que no era un espectáculo... —me regañó.
Sonreí un poco. ¿Eso le pasaba? Sí que me había visto en la torre. Acorté la distancia hasta Enkar y me apoyé en el escritorio a su lado, muy cerca de él. Se puso tenso, pero no se apartó.
—Dijiste que no podía estar en el patio por si me atacaban. Estaba en la torre. Así que técnicamente no desobedecí, estaba dentro. La torre tiene tejado.
—Eso es trampa. —Se resistió a mi argumento con bastante seriedad.
—Sí, pero legal —bromeé, encogiéndome de hombros.
—Lo que pasó anoche, Selene, no puede volver a pasar. Si Broderick se entera me va a echar de aquí. Y yo necesito estar aquí. —Recalcó el «necesito» y no lo entendí del todo—. Además, no está bien. Eres joven y...
—Pensé que echabas de menos Krevacain —le corté, porque no quería seguir oyendo sus excusas. Dolía.
—Y es así, pero no quiero volver aún. Lo siento mucho, sé que te he confundido, pero... necesitas que te cuiden y te guíen, no que se aprovechen de ti.
—Tú no sabes nada de mí, no sabes lo que necesito —me negué.
—Aun así, no voy a cambiar de idea. Lo de anoche no se repetirá y siento de verdad haberlo hecho.
—Está bien.
Me levanté del escritorio y me fui hacia la puerta, no iba a discutírselo. En cualquier caso, prefería centrarme en destronar a Nick. Ya me preocuparía del dolor de mi pecho más adelante. Tener algo que hacer me ayudaría a no pensar en eso de momento.
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Crónicas de Morkvald: Luna de Sangre #1 - *COMPLETA* ☑️
FantasySelene despierta en un lugar que no conoce, sin recuerdos y sabiendo que alguien ha acabado prematuramente con su vida. Sin embargo, cuando nadie parezca interesado en descubrir qué ha pasado con ella, tendrá que luchar por desentrañar el misterio d...