Capítulo 25: Damien
Lucille se queda en silencio y decido romper con su nerviosismo besándola. Me encanta la manera en que reacciona ante mí, en que su cuerpo se acomoda perfectamente al mio, en que sus pequeñas manos sujetan mis hombros. Lucille es perfecta.
He tenido demasiado autocontrol como para no lanzarme hacia ella en el momento en que fui a recogerla, tengo esta maldita necesidad de besarla todo el tiempo, mas no quiero espantarla quiero intenta llevar todo con calma, aunque tanta calma empieza a volverme loco, ya me he acabo dos cajetillas de cigarros en lo que va del viaje pues tanta ansiedad me está torturando.
Podría besarla en lo que resta del viaje, podría tocarla cuanto más quiera y es que su cuerpo es hermoso, cada centímetro de su piel perlada me hacen desearla más y querer tenerla solo para mí. Lucille se separa y nada hacia la pequeña cascada, ríe escapando de mí y se me es difícil alejarme de ella por lo que voy detrás suyo.
Su cabello se ve negro como la noche, no es muy largo le llega a la altura del pecho y esos ojos, a quien debo agradecerle por tremendos genes y aquellos preciosos ojos verdes. Tiene una nariz respingona y pecas sobre el puente de su nariz que la hace ver adorable. Creo que me he quedado un poco idiota mirándola ya que la veo sonreír y salpica un poco de agua. La vuelvo a sujetar de la cintura, sin embargo, esta vez es ella la que se apega, cierta parte de mi cuerpo reacciona a su cercanía y a la fricción que hace su abdomen contra mí.
Basta Lucecita, estás torturándome.
Cierro los ojos para cuando ella me envuelve con sus dulces labios, tengo la necesidad de tratarla con delicadeza por momentos hasta siento miedo de ser como soy con ella, como si cada cosa que hago la estuviera dañando.
Aunque quizás ese pensamiento no es tan erróneo.
— ¿A quién te pareces más? ¿A tu madre o a tu padre? — inquiero.
— La mayoría suele decir que a mi madre, aunque mi cabello y ojos los saqué de papá.
— ¿Y eres muy cercana a ellos? — ella se da la vuelta y nada boca arriba extendiendo los brazos.
— Demasiado, mi familia para mí, lo son todo. — y le creo, noto en ella aquello que a mí me falta. Amor hacia mis progenitores, ella lo daría todo por quienes ama, y yo también, la diferencia es que solo hay una persona a quien amo con esa intensidad. —Tengo una familia numerosa, y creo que estamos pasando por un buen momento.
— Me alegro Lucille.
Después de un buen rato nadando. La veo tiritar de frio por lo que decidimos regresar. Empieza a oscurecer y estar a mitad de este bosque tropical de noche es un poco aterrador.
La cubro con un par de mantas que tengo en la maletera y seco su cabello con la toalla lo cual hace que Lucille se queje y que yo me burle de ella por el peinado que le hice.
— Basta yo puedo hacerlo sola. — refunfuña y yo aprieto su nariz. — Eres un molestoso Damien.
— Solo un poco. — En modo de venganza pasa la toalla mojada por mi cara haciendo molestos ruidos. — Hey. — la sujeto de las manos y la beso.
— ¿Me vas a detener con un beso cada vez que te moleste? — juguetea con sus pestañas.
— Lo pensaré.
Manejo hacia la casa, el cabello de Lucille aún está mojado y apoya un lado de su rostro contra la ventana. Está cansada, creo que no la he dejado ni un segundo de respiro en todo el día, y creo que hace mucho que no me divierto y la paso así de bien.
¿Hace cuánto que no reías de esa manera Damien?
Demasiado tiempo, definitivamente.
Aparco el auto, y ella tiembla cuando el viento la golpea, tenía una remera limpia aunque mis calzoncillos aún están mojados. Las nubes grises y oscuras anuncian que va a llover por lo que nos apresuramos a entrar.
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Tengo ganas de Amar
VampireLucille, Adrienna y Mary, tres hemosas mujeres unidas por dos lazos inquebrantables, la familia y... la sangre. A lo largo de los años las hermanas Hunter no han podido lidiar con las distintas disputas, peleas y rencores que existen entre ellas. Ad...