Capítulo 27: Enna
Bebo un poco del agua dejando que mi garganta se hidrate lo suficiente como para que mi voz se pueda escuchar con toda la confianza que pretendo mostrar.
Nadie alrededor parece haber notado mi silencio, nadie más que Peter, por supuesto que estuvo lanzándome miradas curiosas durante toda la cena de anoche y el desayuno de hoy, sin embargo, si intenta otra de sus tácticas para sacarme información volveré a negarme y a entrar en aislamiento.
— Enna, no has probado ni un pedazo de pan ¿Te encuentras bien? — quizás debí prever el interrogatorio de Margaret quien siempre parece atenta a mis movimientos.
—Si, solo estaba... — escuchamos la puerta abrirse y por el sonido de las maletas y el estruendoso bombeo de ese corazón sé a la perfección de quien se trata. —Esperando a Lucille, que acaba de llegar. —Sonrío y me levanto del asiento.
A mi velocidad desaparezco del comedor y subo al segundo piso en busca de mi quisquillosa hermana quien parece haberse esfumado en el aire.
La puerta de su habitación se cierra de un portazo y eso estremece mis terminaciones nerviosas poniéndome en alerta. Camino cuidadosamente entendiendo que me encuentro en territorio desconocido, nunca había tenido que lidiar con rabietas de Lucille, o algún berrinche de su parte pues nunca fue ese tipo de niñas, al contrario, ella siempre fue la hija modelo, la que hacía todo de manera correcta, por lo que su actitud me parece completamente misteriosa.
— Lucille. — mis nudillos tocan a su puerta y por el momento maldigo que esta casa sea lo suficientemente privada como para no escuchar lo que sucede en sus habitaciones. —Hey ¿te encuentras bien? No esperaba esa reacción después de tu viajecito... — apoyo mi espalda contra la puerta. — Lucille, vamos, papá sospechara que algo no anda bien, tú no eres así. —gruño sin recibir ninguna respuesta. — ¿Acaso el tal... ¿Te hizo algo?
Mordisqueo mi labio inferior pensando en las palabras de Nate. Quizás si debimos investigar un poco más al tal Damien y no permitir que se llevara a Lucille tan pronto.
— Adrienna. — me sobresalto cuando Peter aparece caminando hacia mí. —¿Qué pasó con Lucille? Les dije que si ese...
— ¡Oye! — lo tomo de los hombros. — Tranquilo, ni siquiera yo sé lo que ha pasado, ella simplemente llegó y se encerró en su habitación.
— Lucille, abre la puerta cariño, podemos hablarlo... — y prácticamente quiero reír ante la actitud tan dulce y aniñada con la que Peter trata a Lucille, como si fuese una niña pequeña. — Lucille si pasó algo que...
— ¡Basta! — Lucille abre la puerta y noto apenas el leve rojo en sus ojos verdes que se va perdiendo. —Estoy bien, tuve una emergencia... Femenina, por eso me encerré en mi habitación. Pero ya estoy bien. — sonríe y besa a Pet en la mejilla. —¿Qué tal ustedes?
Peter y yo nos miramos, ambos no creemos en las dulces palabras de nuestra hermana menor pero no podemos contradecirla ni mucho menos obligarla a que nos hable con la verdad. Solo Lucille sabrá cuando es el momento indicado para soltar lo que lleve dentro.
— estábamos preocupados. Apenas hablaste con nosotros.
— Si, lo siento, estuve un poco lejos. — recoge su cabello en una cola de cabello alta.
— ¿Con Nate? — la pincha Peter y Lucille busca ayuda en mí.
— Ya lo sabe. — susurro y ella suspira.
— Más les vale no decir nada, ninguno de los dos. — Nos amenaza con sus dedos acusatorios. — Nate vendrá más tarde y todos deben creer que estuvimos de campamento.
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Tengo ganas de Amar
VampireLucille, Adrienna y Mary, tres hemosas mujeres unidas por dos lazos inquebrantables, la familia y... la sangre. A lo largo de los años las hermanas Hunter no han podido lidiar con las distintas disputas, peleas y rencores que existen entre ellas. Ad...