Capítulo 28: Damien
Mi puño se estrella contra la superficie dura de la bolsa de boxeo, Jordan hace esfuerzo de más mientras sujeta la bolsa contra su hombro y doy un último enviste, derecha, derecha y termino con un puño de la izquierda que lo hace tambalear.
— Diablos viejo, le estás pegando fuerte.
—¿De eso se trata no? — frunzo el ceño y quito las vendas de mis nudillos.
— Digo, sí, ese es el punto, sin embargo, le estas pegando con más fuerza de la que sueles hacerlo. Lo haces con odio.
— Solo estoy tratando de mejorar. — espeto y recojo una botella de agua echándola sobre mi cabeza y limpiando mi cara.
— ¿Has... Hablado con la chica? —inquiere don preguntón.
Escupo el agua de la boca y frunzo el ceño volteándome a mirarlo.
—¿Cuándo dejarás de ser un maldito chismoso?
—¡Vale ya! —levanta las manos. —No dije nada, andas muy tenso últimamente.
Gruño por lo bajo y recojo mi camiseta del suelo. — Seguí tu consejo y me he alejado de ella. — mascullo de mala gana.
Jordan sonríe de lado y me observa con ojos acusatorios.
—¿Qué? — cuestiono a la defensiva y él vuelve a levantar las manos.
— Nada, nada. Solo que no eres de las personas que siguen consejos de alguien sino mal recuerdo.
— ¡Vaf! ¿Quién te entiende? joder. — le lanzo la botella de agua y Jordan suelta una fuerte risa ronca.
— El enojo latente en tu rostro te delata Damien, te estás carcomiendo por dentro al saber que no la vas a ver más.
— Tonterías.
— No lo son. — me alcanza y enarca una ceja. ¡¿Por qué carajos debe ser un maldito sabelotodo?! — Mueres por hablar con esa chica, y eso que apenas han pasado unos días, aunque la verdad es de las decisiones más sensatas que has tomado en mucho tiempo. Sam estará contenta.
—Pues no lo hago por Samantha.
— Lo sé Damien, sé que no lo haces por ella, en realidad lo haces por la chica Hunter. — aprieto la mandíbula sin demostrar cuánta razón tiene.
— ¿Seguirás actuando como mi jodida conciencia? porque la verdad te pareces más a un grano en el culo. — Jordan se carcajea y recoge sus cosas.
— Ya me voy, mándale saludos a la princesita de mi parte. — entorno los ojos lanzándole dagas con la mirada.
Seco mi cabello y rostro con una toalla y lo meto todo en una mochila-bolso deportivo negro, salgo del bar y subo a mi motocicleta, meto la mochila detrás y la dejo calentar unos minutos mientras pienso en lo que dijo Jordan.
Sensato.
He tomado una decisión sensata.
No soy una persona sensata, en lo más mínimo de la palabra. Estoy acostumbrado a cometer errores, a cagarla siempre que puedo y lo estuve haciendo, la estuve cagando y enredándola aún más con Lucille, esa hermosa chica que no tiene lo más mínimo que ver en mi venganza y odio contra los vampiros.
Al principio pensé que sería fácil, el punto era Mary Anne Hunter, no Lucille, pero las cosas se enredaron y para cuando me vi conociéndola ella ya me había deslúmbralo, con esa sencillez suya, esa belleza sobrenatural, esos ojos impresionantes que son capaces de robarte el aliento y sobre todo esa ternura y pureza que sobresale de ella. Y entonces me hizo odiarla, quise huir lo antes que pude en cuanto me di cuenta de lo peligrosa que resultaba ser, porque no podía dejarme engañar por ese rostro angelical, ni por lo linda que era, ni siquiera por el inmenso corazón que sé que lleva.
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Tengo ganas de Amar
VampireLucille, Adrienna y Mary, tres hemosas mujeres unidas por dos lazos inquebrantables, la familia y... la sangre. A lo largo de los años las hermanas Hunter no han podido lidiar con las distintas disputas, peleas y rencores que existen entre ellas. Ad...