Capítulo 36

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Capítulo 36: Lucille

Un día antes

¿Es normal estar sudando? O para ser más específicos que el chico que te guste te esté llevando de la mano y que no puedas dejar de sudar como si tus manos hubiesen cogido jabón.

Damien sonríe, ni siquiera entiendo porque sonríe tanto. Puede que haya notado mi nerviosismo, y sí, lo estoy.

Digo, lo que pasó con mi madre esta mañana fue algo inesperado, nada planeado, Damien lucía genial, igual de atractivo que siempre y se portó muy agradable a pesar de la extraña actitud de Maggy. Yo por el contrario, me veo hecha un desastre, desperté tarde, llevo unos leggins casuales que no combinan de ninguna forma con la remera que llevo puesta. No digo que sea del tipo de chica que le da muchas a lo que se pondrá para vestirse bien, sin embargo siempre trato de verme decente o pasable por lo que no me siento lo suficientemente presentable para un acontecimiento como este.

—Damien. —aclaro mi garganta con una tos forzosa. — No crees que... Podamos dejar esto para otro día. Digo, quizás estás cansado, o puede que ella...

— No te pongas nerviosa Lucecita. — da un leve apretón a mi mano. — Te agradará Dana y se que también le caerás muy bien.

—¿Como estás tan seguro? —entrecierro los ojos.

—Porque la conozco, además es difícil que le caigas mal a alguien. —trago saliva y por lo contrario nada de lo que dice calma mi alarmado cuerpo.

Por fin, nos detenemos a las afueras de un high school, está muy alejado de la universidad, y creo que nunca había venido a este distrito en donde por supuesto noto la escasez de criaturas sobrenaturales. Damien y yo nos quedamos a varios metros del portón por donde vemos a jóvenes salir de allí al culminar sus clases.

No tengo muy buenos recuerdos de la secundaria, Nate y yo buscábamos refugiarnos el uno hacia el otro. Resulta que cuando todo el mundo te conoce y sabe de la familia que provienes, te llaman la niña mimada, a diferencia de Enna yo no quería sobresalir, quería llevar una adolescencia tranquila, estudiar mucho y enfocarme en lo importante, mi carrera universitaria. Supongo que lo que todos esperaban era que fuera tan sociable y agradable como Adrienna, más no era posible, era todo lo contrario y eso me hizo quedar como la chica antipática, la que se creía solo por llevar el apellido Hunter, la ñoña de laboratorio, el conejillo de indias de quien burlarse.

Aprieto los dientes al recordar quien encabecillaba ese grupito de burlas, quien empezó todo y a veces se me es difícil procesarlo, darme cuenta que Enna siempre buscó la manera de hacer mi vida imposible. Aunque ahora estemos mejor, mi adolescencia siempre estará empañada por esos feos recuerdos.

—¡Damien! — levanto el rostro al escuchar una voz chillona.

Luego observo a una jovencita de cabello castaño corriendo hacia nosotros. Damien se separa y va por ella para atraparla en el aire y hacerla girar.

Sonrío, me resulta agradable notar el cariño que se tienen ambos y la manera tan fraternal en que Damien protege a su hermana. Cruzan unas cuantas palabras que no escucho y ella voltea a verme, noto que me da un rápido vistazo, como si analizara lo que tiene en frente.

— Hola.

— Hola. — saludo con una sonrisa. De pronto, en un sorpresivo abrazo ella me estruja con fuerza y me toma de los hombros.

— Oye eres muy bonita. Damien no exageraba. —ojeo a Damien y lo noto rascándose la nuca avergonzado.

— Dana... — entrecierra los ojos y ella ríe. — Lucille ella es Danae mi hermana. —La presenta y obvio el hecho de que no me ha presentado como su novia.

Tengo ganas de AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora