Capítulo 38

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Capítulo 38: Mary

Mis párpados se contraen cuando siento un fuerte brillo dándome directamente a la cara. Trato de adecuarme a la luz hasta que por fin abro los ojos.

Ya es de día, suspiro y giro mi cuerpo quedando boca arriba, observo el techo blanco y pulido sin ninguna imperfección. Me sobre siento en la cama y peino mi cabello con los dedos.

Han pasado tres días desde aquel acontecimiento por el cumpleaños de Nate. No he vuelto a casa, porque me he quedado junto a él todo el tiempo. Aunque en realidad Nathaniel haya decidido apartarse de todo el mundo.

Hoy debo volver a casa, debo volver y ver a mi padre, aún no se si estoy lista para enfrentarme a él y tener una conversación papá e hija. Creo realmente que es un asunto que en realidad no me compete, Daniel nunca fue un mal padre, nunca me negó la sensación de sentirme en casa o de tener una familia, mi padre ha sido maravilloso conmigo siempre. No obstante, es completamente entendible que Nate no quiera saber de él, que esté tan enojado y prefiera guardarle rencor.

Suspiro y camino hacia la ventana, desde aquí puedo ver el patio trasero de la casa Hunter. Entrecierro los ojos cuando diviso a Nate a lo lejos, está hablando por teléfono, por su rostro noto que está de buen humor y por ende la llamada que ha recibido no es muy grata. Trato de escuchar lo que dice, pero apenas logro oír un "Adiós" de su parte, camina de regreso a la casa.

Me apresuro en vestirme para ir al primer piso, unas simples pantuflas y un poli vestido que me llega por encima de las rodillas. Salgo de la habitación y rápidamente llego al comedor en donde mis abuelos y Nate están sentados.

El chico de cabello ondulado se le nota fastidiado, supongo que se trata de la llamada que recibió, sé que trata de ocultar su molestia mientras ingiere esos panecillos. Por otro lado, Black y Teresa sólo lo observan, no imagino lo extraño y sensible que debe ser para ellos también. Un nieto del cual no sabían su existencia.

Se cuanto amor nos brindan mis abuelos, a cada uno de ellos, son mis segundos padres, como lo digo yo y siempre están para mí, a pesar de no ser verdaderamente su nieta.

— Lo eres. —Me sobresalto y miro a Teresa. —Eres nuestra nieta, de eso no hay duda. —Sonríe con ternura. A veces olvido que ella también puede escuchar mis pensamientos.

—Lo sé abuela.

—Siéntate linda, te estábamos esperando. — indica Black.

Me coloco al lado de Nate y aprovecho en tomar su mano por debajo de la mesa.

—¿Todo bien? —susurro.

Él voltea a mirarme, por fin Nate demuestra algo más además de su enojo, hace una pequeña mueca y entrelaza sus dedos con los míos.

— Todo bien muñequita. — besa mi frente.

Todos desayunamos en un silencio un poco incómodo. Teresa hace uno que otro comentario a los cuales yo respondo con una pequeña sonrisa, me gustaría poder tener el poder de mi abuela o hasta del mismo Nate, para poder meterme en su cabeza, oír lo que piensa, saber lo que siente. Observo a mis abuelos con ternura, la forma en que Black le lleva la contraria a Teresa, y la manera en que él lo regaña, ambos se miran con tanto amor que me ablanda el corazón.

Yo quiero eso para mí, yo quiero que alguien me mire de la misma forma en que mi abuelo ve a la mía, con adoración.

Agachó la mirada hacia mí taza de avena líquida, y cuando giro para ver a Nate me sorprendo cuando lo tengo con los ojos puestos en mi persona. Siento calor subirme por el cuerpo y espero que no haya oído lo que pienso, eso sería vergonzoso.

Tengo ganas de AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora