Capítulo 34

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¡Ay Dios... Lo que se viene!



Capítulo 34: Daniel

Paso una mano por mi rostro mientras observo las últimas cartas que me han enviado, mi cuerpo se estremece por dentro mientras que por fuera trato de mantener la misma postura de alguien que lo tiene todo controlado.

—¿Qué es lo quiere que hagamos senador? — pregunta Marchello encargado general de la prensa del país.

— Sigue la misma posición estricta de antes, ningún medio tiene permitido emitir este tipo de noticias. Coronel Alan. — me dirijo al coronel del ejército italiano. —¿Cómo se está solucionando este problema?

— Sabemos que cada vez hay más convertidos y más mixtos, pero aún no averiguamos de donde provienen.

— Han pasado meses. — golpeo mi puño contra la mesa poniéndome de pie. — Tenemos el mismo problema desde hace meses, y estos seres no naturales empiezan a ser una amenaza para todos.

— Creemos que pueda tratarse de alguna clase de complot contra el senado. Ya hemos hablado con Ryan Coleman estará llegando la próxima semana.

— ¿Qué dice él sobre sobre todo esto? — cuestiono con seriedad, hasta hace unas semanas, Ryan y yo no habíamos tocado el tema.

— Sus hombres están averiguando, pero dicen que por parte de la especie de licántropos ninguna manada ha faltado al juramento.

—¿Y qué pasa con los rezagados? — los licántropos que fueron echados de sus manadas. —Necesito el conteo general de rezagados, al igual que la cantidad de especies sobrenaturales que hay en la ciudad. — aprieto los labios. — Esto aún puede controlarse.

—El hecho de que los ataques se estén realizando aquí es porque saben de los originales.

— Y habrá muchos más si se enteran que he regresado. Les pido su total discreción, y que sigan haciendo bien su trabajo como han venido haciéndolo. — me dirijo hacia todos los miembros del senado.

Me pongo de pie al igual que mis colegas y doy por terminada la reunión de hoy.

Me siento agotado mentalmente, desde que puse un pie en Italia, no he parado en todos estos asuntos. Y me preocupa Mary Anne, mi hermosa hija no tiene ni la más remota idea de todo lo que está sucediendo lo cual espero que siga así, prefiero que ella continúe su vida como normalmente lo ha hecho, sin tener que escuchar más o tenga que lidiar con todo lo que yo hago día tras día.

Reviso mi computador viendo algunos mails, me llega un mensaje de Nina, sigue postergando los papeles de divorcio lo cual me molesta, aunque en realidad ni siquiera me da tiempo de pensar en ello.

Por un momento desearía volver al pasado, aunque sea por un par de horas, quiero regresar a los días en los que no tenía que preocuparme de nada, en donde tenía a Sasha, a mis hermanos, en donde no era más que un chiquillo sin preocupaciones.

No me malentiendan, estoy feliz con lo tengo, con todo lo que he logrado y me he propuesto, todo lo que he hecho ha sido por mi cuenta, porque hice muchos sacrificios para seguir con mi vida, para llegar hasta donde estoy.

Suspiro y me sirvo un poco de vino en una copa, mi despacho se encuentra vacío y tranquilo, no obstante, extraño la calidez de mi familia, las risas, sus voces, en especial la de mi bella niña. A lo lejos oigo el sonido de la puerta al abrirse y cerrarse, y las rueditas de una maleta siendo arrastradas por la estancia.

—¿Papá? — me acomodo en la silla de escritorio y le respondo.

— Estoy en mi despacho Mary.

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