Capítulo 29: Lucille
Un trueno, hace mucho que no escuchaba el sonido estridente de un trueno, la manera que parece interrumpir esta noche oscura, para iluminar el cielo con su aterrador rayo electrificante.
Truenos, lluvia, parece todo salido de una típica película de terror en donde algún monstruo saldrá del bosque. La diferencia es que los monstruos no existen o en todo caso, lo monstruos son amigos... Se podría decir.
Ruedo sobre mi cama, porque estoy harta de no poder conciliar el sueño. Al menos esta vez tengo la excusa de que la horrible noche no me ha dejado descansar tranquila, y me pregunto cómo le estará yendo a mamá y papá en su cita de novios casados.
Escucho el sonido de mi puerta, cuatro golpecitos seguidos de dos voces aclamando por mí. Suspiro y me pongo de pie, rápidamente corro hacia la puerta y la abro, viendo a los dos hermosos niños arropados y con ojos asustadizos.
— Lulle. — ambos tiemblan y yo me agacho para abrazarlos.
— Ya, tranquilos, solo es una mala noche.
— Ven a dormir con nosotros. — me pide Duke.
— Si, Enna no está, Pet tampoco, y mami y papi no regresan. — me hacen un puchero y beso sus mejillas.
— Sabes que Pet ya tuvo que regresar a su casa. Adrienna está bien, donde sea que esté y mami y papi ya van a volver, pero está bien les haré compañía.
—¡Sii! — chillan los dos tomando mis manos y llevándome hasta su habitación.
Me agrada el olorcito a canela y dulce que se esparce en la habitación de los gemelos, siempre tienen ese aroma adorable que los hace irresistibles. Me agrada ver que aún juntan sus camas, y que a diferencia de Enna y de mí, ellos mantienen una buena amistad y lazos de hermanos hasta ahora, y espero que sea así siempre.
—¿Nos lees un cuento Lucy? — parpadea Luke extendiéndome el libro de las luciérnagas. Le sonrío complacida y me meto entre ambos para acomodarme.
— Un cuento y tienen que dormirse esta bien? — ambos asienten con un movimiento de cabeza, y beso sus frentes por ser buenos niños.
Por más que ya me he leído este cuento, sé cuánto les gusta, y cuando les agrada seguir escuchándolo, me fascina su atención, la manera en que sus ojitos me miran y que escuchan cada palabra que pronuncio. Como de costumbre, Duke es el primero en dormirse, tiene esa extraña manía de enrollar su cabello y acurrucarse muy cerca de mi lado. Luke es más de lo que les gusta estar despierto hasta que haya acabado el cuento para luego darme una conclusión de lo que ha entendido.
Mis niños son hermosos, son quienes alegran mis mañanas, tardes y noches, y la causa de que esta casa se llene de felicidad de solo escucharlo. Aproximadamente un cuarto de hora después llego hasta la última página del libro de las luciérnagas, Luke bosteza, pero tiene una bonita sonrisa en la cara.
— Me gusta oírte. Tú lo cuentas más bonito que mamá.
—Pero no le digas eso a mamá o se pondrá celosa. — entorno los ojos y él sonríe llevándose el dedo índice a la boca.
— No diré nada, lo prometo.
— Bien, y ahora debes dormir.
— Pero mañana es sábado. — hace un puchero frunciendo la nariz.
— Igualmente debes dormir Luki. — él suspira con tristeza y tira el edredón hacia él para cubrirse hasta el cuello.
— Ti amu Lulle.
— Ti amo Luke. — peino su cabello hacia atrás y beso su mejilla. — Buenas noches.
Él asiente y yo salgo de la cama para apagar la luz. Salgo de su habitación cubriéndome de más con mi bata y corro por el pasillo hasta llegar a la mía que queda al final de todo. La casa se siente vacía y silenciosa, una casa tan grande, me alegra que seamos una familia numerosa o entonces si me sentiría sola.
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Tengo ganas de Amar
VampireLucille, Adrienna y Mary, tres hemosas mujeres unidas por dos lazos inquebrantables, la familia y... la sangre. A lo largo de los años las hermanas Hunter no han podido lidiar con las distintas disputas, peleas y rencores que existen entre ellas. Ad...