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Jaemin alguna vez había escuchado la moda de lo sugar, relaciones entre gente mayor y jovencitos en las que ambas partes salían beneficiadas: uno con dinero, el otro con placer y buena compañía. En más de una ocasión lo meditó, pero buscar en dónde no estaba entre sus planes, ni siquiera consideró hacerlo enserio hasta que Hyuck lo llevó a Sweet Dream. Había muchísimos más pros que contras, y el ver a Hyuck como una persona totalmente distinta y más acomodada que el año pasado, elevaba sus esperanzas.

Joder, sería un imbécil si no aceptara ese dinero fácil.

Ya estaba harto de dormirse por las tardes ante la falta de energías y para saltarse el almuerzo, y de beber tanta agua como pudiera de los garrafones de la facultad para tener de reserva y engañar a su estómago. Necesitaba unos zapatos nuevos también, porque los que llevaba puestos pertenecían a su amigo y eran lo más cómodo que había usado en meses. Le urgía ropa nueva, porque parecía retrato de tanto repetir, además de que muchas de sus prendas eran poco utilizables por las enmendaduras que tenían.

Él quería, no, ¡necesitaba algo mejor!

―Escucha, Jaemin, eres tú quien pone los límites. Si tu daddy los sobrepasa y te hace daño, tú tienes que decírmelo y llegaremos a un acuerdo en el que se te va a indemnizar con el doscientos por ciento de la cifra mensual que se te haya ofrecido por el contrato, además de la ruptura del mismo. Yo me tomo estas cosas muy enserio, ¿sabes? Y créeme que no te va a tocar un viejo cerdo. En Sweet Dream tenemos estándares, y mientras más lejos se esté de ellos, más dinero es el que hay de por medio ―acotó Baekhyun con una sonrisa satisfecha.

― ¿Estándares?

―Exacto. Si el daddy que te reclama no cumple con algún punto de los estándares, el precio a pagar es mayor, y así se va incrementando conforme más puntos sean incumplidos. Es decir que, si tu daddy excede el límite de edad que hayas estipulado, es desagradable o te descuida, tú recibirás un pago mayor como compensación, a diferencia de si te toca estar con alguno guapo y joven.

―Oh, ya veo...

―Pero te aseguro que no tenemos muchos de esos inconvenientes porque como te dije antes, somos muy exigentes.

Ambos jovencitos compartieron una sonrisa, Donghyuck para asegurarle que podía confiar, y Jaemin evidentemente más relajado.

― ¿Puedo ser yo quien elija a mi daddy? ―preguntó algo más en confianza. La idea no era mala en absoluto, hasta podría decir que le entusiasmaba, así que se sentía cada vez más cerca de firmar un contrato en Sweet Dream.

―Me temo que no, Nana. Son los daddies quienes eligen a su baby de acuerdo con la lista de espera. ¿Por qué no llenas tu perfil mientras Jun revisa nuestra base de datos? ―el empresario hizo un ademán a su asistente y el chico se apresuró a teclear desde su escritorio―. Así podemos determinar con quiénes encajas.

―Uh, de acuerdo.

Baekhyun desapareció hacia su oficina, les dio privacidad con un formato de tres hojas con el logotipo de la agencia, datos generales, especificaciones sobre alergias, pasatiempos y preferencias personales que Jaemin supo llenar con facilidad, hasta que en la segunda hoja llegó a una lista de kinks que debía marcar de acuerdo con lo que permitía en su relación.

Había tantos nombres de los que él no tenía ni idea, pero afortunadamente, había ilustraciones sombreadas y breves descripciones sobre lo que consistía el kink.

Desde algunos inocentes como lencería y praising, hasta cosas más... fuera de lo común, como lluvia de oro o el knife-play. No, esas cosas no eran para él.

Distaste | nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora