Estoy muy nerviosa con este capítulo. Porfa, lean las notas del final.
La primera mañana en casa fue una de las mejores en mucho tiempo. El aroma a café especiado, pan caliente y sobras del almuerzo del día anterior, pusieron contento a Jaemin. Sus ánimos no descendían, mucho menos después de haber soñado con Jeno y la calidez de sus brazos.
Cuando uno se enamora tan profundamente, es difícil que la persona en cuestión abandone los pensamientos de aquel quien lo ama. Para Jaemin, tener a Jeno en su cabeza constantemente era un deleite, con múltiples escenarios surgiendo en su imaginación, en todos siendo Jeno el protagonista.
Podía sentirlo a su lado al despertar, y aunque lo extrañara horrores, aquello lograba aplacar su ansioso corazón. Antes de levantarse, envió un dulce mensaje de buenos días, el cual fue respondido de inmediato, deseándole un hermoso día «hermoso como eres, es todo lo bello que mereces», había escrito el mayor para él. Jaemin podía jurar que aquello era amor.
Caminando hacia la cocina, se figuraba a su daddy caminando tras él para desayunar con sus padres. En su cabeza, los llamaba suegros, y ellos lo recibían con alegría en su mesa. Pero aunque él no estuviera a su lado en realidad, Jaemin no desaparecía la sonrisa de su rostro. No había melancolía en su corazón, solo una inmensa calidez, anhelo de que algún día aquellos escenarios se volvieran reales.
Una vez terminaron de desayunar, la familia Na salió de casa en esa agradable mañana de agosto, fresca y despejada, con el cielo precioso y el clima saludándolos armoniosamente. La caminata a la iglesia estuvo repleta de risas y mimos por parte de los adultos al más joven, e inclusive los vecinos saludaban a Jaemin, después de no haberlo visto por ahí en mucho tiempo.
―Todo mundo te extrañó, mi amor.
―Puedo verlo ―rio el menor, y es que era un chico muy adorado en el vecindario, siempre dispuesto a ayudar a los vecinos y saludándolos alegremente, en especial a los adultos mayores que, cuando pequeño, le pellizcaban las mejillas a cambio de alguna golosina.
―El padre Choi también se pondrá contento de verte, hijo. Hay que saludarlo después de la misa.
―Claro, pa, ¿les parece si vamos por unas malteadas después? Va por mi parte.
―De acuerdo ―accedió Woohyuk con una sonrisa amplia como la de su hijo.
La familia fue recibida con sonrisas de algunos feligreses, muchos comentaron sobre lo guapo que se veía Jaemin y lo bien que le hizo la ciudad, a lo que el chico se sonrojó. Sus sesiones en el spa eran las responsables de su piel limpia y radiante, además de buen sexo con un hombre ardiente.
―Vamos a sentarnos ya, ¿sí? ―sugirió Eunsoo, a lo que los dos hombres la siguieron.
La ceremonia comenzó, todo fue sin contratiempos. Algunas de las familias más importantes del barrio estaban sentados hasta el frente, como siempre, mientras que ellos apenas se las arreglaron para conseguir lugar en las últimas filas. Era común que ellos invadieran una iglesia tan bonita, siendo que gracias a sus inversiones, pudieron restaurar gran parte de la nave central y llenar la caja de donativos para el orfanato. Ilsan era una ciudad que había crecido considerablemente a lo largo de los años, sobre todo gracias a la llegada de los ricos en las zonas altas de la ciudad, contrastantes en sus hogares masivos que ridiculizaban a los vecindarios más modestos como el de Jaemin a los pies de la colina.
Cuando el rito terminó, esperaron a que el oficiante Choi saliera, y por supuesto, permitieron que primero saludara a la élite que tomó lugar en los asientos delanteros. Era casi burlesca la presencia de aquella gente en un vecindario tan sencillo como aquel, pero no era algo que le quitara el sueño a Jaemin, no ahora que tenía una oportunidad de mejorar las cosas en su hogar. Quizá en el pasado los habría mirado con rencor, casi con celos, pero la situación en su vida había dado un giro positivo, y pese a que no podía permitirse codearse con ellos, tampoco estaba ya tan por debajo de ese estatus.
ESTÁS LEYENDO
Distaste | nomin
FanfictionCon Jeno, la vida de Jaemin adquiere otro sabor. El conocer el mundo sugar abrió toda una amplia gama de sabores que acariciaron sus sentidos como el más exquisito manjar. Con Jeno, la vida de Jaemin es dulce cuando lo conoce, agrio cuando se reencu...