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⚠️ tw: violencia sexual
pueden saltarse la parte entre los ❦ si les molesta leer algo así, resumen al final del capítulo


Jaemin se estiró en la enorme cama que se sentía como suave algodón bajo su cuerpo, la cabeza le molestaba, así que ni siquiera se molestó en abrir los ojos. La consciencia le iba y venía por ratos, hasta que la voz de Jeno al fondo terminó de despertarlo, sin embargo, fue el recuerdo vago de la noche anterior lo que le hizo sentarse abruptamente. ¿Qué demonios había hecho?

Reconocía el lugar, era el departamento de Jeno. Lo que le mortificaba en ese momento era el no saber cómo diablos pudo llegar ahí. Por sí solo, definitivamente no. Las prendas de diseñador de la noche anterior ahora yacían en el sillón junto a la ventana, y en su lugar, llevaba puestas unos pijamas grises que, sin duda, pertenecían al mayor.

Al fondo, probablemente en su oficina, podía escucharlo hablando por teléfono, así que con cuidado, y temiendo desmayarse por la jaqueca, se incorporó y tomó el analgésico del buró para bajarse el malestar. Salió sin prisas, más avergonzado que nada, y a paso lento se dirigió por la ruta que le era familiar hasta la cocineta, que sobre la isla de centro tenía el desayuno aguardándolo.

Cuidando de no hacer mucho ruido, Jaemin destapó los platones y devoró del pan ligeramente tostado y de la fruta picada como si hubiese pasado por hambre durante años, también terminó de beberse el jugo verde para refrescarse y desintoxicar su cuerpo, estaba tan sediento que apenas registró que Jeno se adentraba en la cocina.

―Veo que tienes hambre.

Con la mitad del pan en la boca, Jaemin apenas se giró solo para ocultar su rostro avergonzado de nuevo. Jeno se echó a reír, y el menor no iba a mentir, pero eso hizo que sus mejillas enrojecieran por otra razón.

―Jeno, oh, qué vergüenza ―murmuró a duras penas en lo que se limpiaba la boca de las migajas de pan, Jeno le miraba como si su situación fuese totalmente divertida―. Anoche estaba ebrio, pero no recuerdo haber llegado hasta aquí ―dijo con más claridad, ambos permanecieron de pie, frente a frente y solo con el mármol de la isla separándolos―. No hice algo extraño, ¿o sí?

Hacer aquella pregunta le provocó escalofríos, era consciente de que en su borrachera se convertía en un impertinente, pero lo último que recordaba era haberse quedado dormido en la barra, por lo que tenía esperanza en que su actitud no hubiese sido un total grano en el culo.

―No, puedes estar tranquilo ―Jeno le aseguró, caminando el espacio que los separaba para tenerlo de frente, más cerca―. Cuando llegué por ti estabas inconsciente, pensé que algo malo te sucedió, pero resultó que te dormiste ―sonrió, con su pulgar apartó unas migajas de pan que se quedaron en su mejilla, con una delicadeza tal que Jaemin juró que se puso rojísimo hasta las orejas.

―Siento haberte ocasionado molestias, Jeno.

―No tiene importancia. ¿Qué sucedió con tu cita?

―Bueno... ―suspiró largamente, regresando al vaso de jugo como una excusa para no mirar de más al mayor―, acabó muy rápido. ¡Pero no de esa forma! ―se apresuró a corregir ante las risillas de Jeno―. Tuvo asuntos que atender, yo tenía ganas de unos tragos y pues... supongo que ya sabes lo demás. ¿No me porté muy difícil?

Ante la timidez del chico, Jeno sonrió hasta que sus ojos empequeñecieron, hizo como si lo pensara un poco y se divirtió con la preocupación de Jaemin, quien estaba luchando con la vergüenza.

―Te he dicho, estabas dormido cuando llegué por ti. Pesas más cuando estás ebrio, no fuiste muy cooperativo al momento de llevarte al auto ―Jaemin gimoteó perturbado, ocultó el rostro entre sus manos y Jeno jamás dejó de reír―. Sobre tu ropa, tuve que cambiarte. Imagino que bailaste mucho, así que estaba muy sudada.

Distaste | nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora