Distaste | nomin

❝la luz que me guía❞

(doble actualización, hay epílogo antes)

― ¡Corte!

Jaemin sonríe satisfecho por el sonido del claquetazo que indicó la finalización de las grabaciones, habían transcurrido tres días de filmación para el video musical de una de las bandas de chicas más populares de entonces, y por fin podían dar la primera parte del trabajo por terminado.

Satisfecho, corresponde a las reverencias de las jóvenes ídolos, quienes una por una le agradecieron a él y al personal el duro esfuerzo de los últimos días. Había sido un trabajo grande, y la locación fue la bella Capri en Italia, haciendo gala del increíble presupuesto invertido en el regreso del popular grupo.

― ¡Director Na! ―Jaemin se gira cuando escucha a su asistente acudir a toda prisa hacia él, sonriente y con tableta en mano como siempre para manejar su apretada agenda―. El señor Park tiene todo listo para la celebración de esta noche, dentro de dos horas irá un auto por nosotros a la suite y nos llevará al hotel en el que se hospedan las chicas, en el salón de eventos se-

―Sunyeong, anda tú si quieres, estoy agotado por hoy y quiero dar un paseo por la playa, si no te importa.

―Pero señor Na-

―Borra ese evento de mi agenda y dile al señor Park que me disculpe, él entenderá ―acota sin miramientos―. De hecho... encárgate del equipo y de los demás, no soporto mi cabeza en este momento. Tomaré el ferry con el personal de la banda y nos vemos mañana en el hotel.

― ¿Mañana? ¿Señor Na? ―cuestiona confundido el asistente.

―Sí, ¿acaso no irás a la dichosa fiesta?

Sunyeong asiente emocionado, Jaemin se despide de él una última vez con una sonrisa calma y aborda el ferry con la otra parte del staff. Por fortuna, no se tarda más de media hora en llegar al puerto de Nápoles, y luego de algunas despedidas amistosas, se encamina a pie hacia el edificio de suites.

El camino no era ni muy largo, ni muy corto. Además, se distrae con los acabados mediterráneos, el sol de media tarde y la suave brisa que agita sus cabellos. La costa italiana era maravillosa, y planeaba quedarse unos cuantos días más.

Si bien era cierto que su cabeza lo estaba torturando debido al cansancio, apenas llega a la habitación, se dedica a mirar su teléfono y las redes sociales. La foto que había publicado de la isla se encontraba repleta de corazones y comentarios, e incluso tiene un mensaje de Renjun aconsejándole visitar uno que otro sitio popular.

Sonríe. Le responde a su amigo y le dice que deberían reunirse cuando regresara a Seúl la siguiente semana, solo que Renjun le advierte que estará en China unos días y que tendrá que esperarle.

Ambos mantuvieron su amistad, y Jaemin rememora como un destello de luz fugaz lo mucho que Renjun le ayudó cuando él no tenía nada. Fue gracias a ese apoyo que pudo terminar la universidad e inmiscuirse en la industria. Ahora era un director medianamente reconocido, pero los triunfos se construyeron paulatinamente, y ahora trabajaba en exclusiva para la agencia de entretenimiento más grande de Corea, dirigiendo hasta cinco videos musicales de alto éxito por año.

Regresar su mente al pasado no era algo que hiciera constantemente, no cuando disfrutaba del presente y anhelaba la llegada del futuro.

Cuando la noche cae, toma una ducha espumosa y, a pesar de que se vio tentado a quedarse a beber champagne en su balcón, decide que sería más interesante bajar al restaurante en la terraza con vista al mar del hotel. Hace calor, uno muy agradable que se aplaca con la brisa marina y se ameniza con las luces y la música de la calle, por lo que Jaemin decide no perderse aquello.