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Lo primero que hizo Jaemin al entrar al spa fue mencionar el nombre de Renjun en la recepción, luego esperó un par de minutos para que una de las empleadas del lugar lo guiara hacia el patio, en donde se encontraron la última vez que fueron por masajes. Renjun se encontraba bebiendo una taza de té, y al verlo le regaló una adorable y brillante sonrisa, y si Jaemin no supiera mejor, creería que el pequeño rubio estaba enamorado.

―Hola Renjun, lamento la tardanza.

―No hay problema, bienvenido, Jaemin.

Jaemin toma asiento frente al chico, quien le mira con ojitos puros como si fuera el ser más casto del planeta. Aunque le parece un poco descortés, quiere preguntarle si se encuentra bien o si algo extraño le sucedió en China, pero se guarda sus palabras porque Renjun ha invitado a los masajes de nuevo y él quiere relajarse, no hacerle enojar.

―Me alegra verte de nuevo, Renjun ―sonríe―, ¿no sufriste demasiado en China?

―Un poco, pero ahora todo está bien.

― ¡Vaya! Enserio me alegro, parecías muy nervioso cuando me contaste que estarías en casa de Wong y creí que-

―Wong ya no es mi daddy.

La expresión de Jaemin decayó por un instante, pero balbuceó confundido al ver que Renjun soltó tal bomba con una sonrisa apacible en el rostro.

―Oh, ya veo ―suspiró, realmente sin saber qué decir―. Y... ¿está todo bien?

―Todo bien ―respondió con la misma tranquilidad, pero Jaemin no le creía y solo tenía ganas de saltarle encima y rogarle por todos los cielos que dejara de guardarse todas sus preocupaciones porque se suponía que eran amigos y...―, estamos juntos, en realidad.

―Wow, espera, ¿ustedes qué? ―Renjun se carcajeó, y Jaemin no sabía qué pensar al respecto porque pocas veces había visto al huraño Renjun tan divertido, a menos que estuviera molestando a Donghyuck.

― ¡Lo sé! Suena inverosímil, pero sucedieron algunas cosas en China y luego aquí en Corea... ―Jaemin pudo verle sonrojarse, y la imagen tan enternecedora le hizo llevarse una mano a los labios para retener el aww que apenas pudo contener―, y bueno, decidimos que renunciaríamos a Sweet Dream. Ahora estamos juntos, juntos de verdad.

―Renjun ―Jaemin envolvió una de las pequeñas manos del rubio con las suyas―, estoy muy feliz por ustedes, muchas felicidades.

―Bueno, gracias. Baekhyun dijo lo mismo. Él estaba un poco triste cuando supo que renunciábamos a nuestros contratos, pero cuando averiguó la razón, se puso muy contento e incluso se ofreció a apadrinar la boda ―comentó entre risas, y a Jaemin le sorprendió gratamente que Renjun no se hubiese puesto en una posición amenazante como lo era usualmente cada que alguien decía algo que le desagradaba.

― ¿Y cómo te sientes? ¿Estás contento?

―Lo estoy ―admitió con las orejas enrojecidas, Jaemin celebró con unos cuantos aplausos y luego recibió el menú que le extendió el mesero―. Para ser honesto, es la primera vez que estoy con alguien ―confesó tímido.

― ¿Enserio, Renjun?

El chico asintió, bebió un sorbo de su té y Jaemin se pidió un batido de vainilla mientras tanto.

―Cuando llegué a Corea con mi mamá y mi hermano, era muy joven. Luego comencé a trabajar y ya no tuve tiempo de conocer personas. Después entré a Sweet Dream, y luego de mucho conocí a Yukhei. Para ser honesto, estaba agradecido con él porque me tratara como si realmente fuera alguien de valor ―Jaemin quiso interrumpirle y decirle que en efecto, él era alguien valioso, que nunca volviera a dudar de ello porque tenía a gente que le quería, y ahora a un compañero que lo amaba―. Pero me daba miedo que pensara que era muy intenso, y me molestaba que me tratara tan delicadamente. No se suponía que se comportara así conmigo, pero luego aprendí que Yukhei es naturalmente un caballero. Tiene esa aura de jugador, pero es muy amable y tierno.

Distaste | nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora