Una semana había transcurrido desde que Renjun llegó a la mansión familiar de los Wong, una semana haciendo el papel del amiguito de Yukhei, sonriéndole a gente estirada que poco le agradaba y aguantando los horarios estrictos para hacer cualquier cosa. Wong le había prometido que no se despegaría de él en ningún momento, pero el imbécil olvidó su promesa demasiado pronto para estar de aquí para allá con sus asuntitos de millonario, y eso ya lo tenía harto.
A decir verdad, Renjun lo extrañaba. Echaba de menos la atención que le dedicaba el mayor, y aunque nadie había sido un hijo de puta con él durante su estancia, sentía que iba a morir si alguien del personal volvía a llamarlo "amo Renjun". A menos que fuera Yukhei, claro.
Echado en la enorme cama matrimonial ― que, por supuesto, era ocupada únicamente por él ― Renjun escuchó pasitos adentrándose sin permiso y a los pocos segundos, el pequeño primo de Yukhei lo miraba con ojos curiosos desde el pie de la cama.
― ¿Qué quieres? ―preguntó más tosco de lo que hubiera deseado, pero aquello no asustó al niño de cinco años.
― ¿Eres el novio de Xuxi?
―No lo soy, ya te lo dije Yunnan.
― ¡Soy Yangyang! ―corrigió el pequeño, quien con todo y zapatos y sin perder la sonrisa, se subió a duras penas en la cama―. ¿Podemos ir a ver a los caballos?
―No ―Renjun rodó los ojos, se cruzó de brazos y el cuerpecito de Yangyang se acomodó sobre su barriga.
―Mira mis zapatos, son amarillos y tienen forma de coches. ¿Te gustan los coches?
―Algunos. Y no son amarillos, ese color es rojo ―corrigió el rubio.
― ¿Me cantas la canción del dragón y la flor?
―No me la sé.
― ¡Yo sí!
Renjun estaba a punto de colapsar, estaba muy lejos de ser bueno con los niños o de tener el gramo de paciencia necesario para lidiar con uno, pero afortunadamente Wong entró a la habitación antes de que Renjun pudiese tirarse por la ventana.
―Yang, ¿qué haces aquí? ―murmuró con voz suave el mayor, quien tan enorme como era, respondió a la petición del pequeño que estiraba sus bracitos para que lo cargaran―. No molestes a Renjun, ¿de acuerdo?
―Está bien. ¡Primo Xuxi! ¿Sabías que mañana mi papá me va a llevar a las carreras? Ahí venden hot-dogs y me gusta ponerles mucho queso.
― ¿Enserio? ―Yukhei sacudió al niño en sus brazos, quien rio alegremente por el gesto―. Entonces diviértete mucho, ¿de acuerdo?
― ¿Por qué no vienes con nosotros? Yo quiero que vengas con Renjun.
El rubio permanecía cruzado de brazos sobre la cama, y no lo iba a negar, su corazón se estrujó un poquito. ¿Por qué los niños eran así? No comprendía cómo es que le seguía agradando a Yangyang pese a su mal carácter. Tal vez era parte de la inocencia que aún no habían perdido.
―Ya veremos, pequeño. Ahora ve con tu mamá, ella te espera en la sala.
― ¡Sí! ―apenas sus piecitos tocaron el suelo, el niño salió corriendo de la habitación gritando que era como el Rayo McQueen con sus tenis de coches, lo cual hizo sonreír al mayor.
―Discúlpalo, tiene demasiada energía. Además, le agradas.
―Está bien ―murmuró Renjun avergonzado, le hizo un espacio a Yukhei para que se sentara junto a él en la cama mientras que se encogía de piernas―. No entiendo cómo es que sigue viniendo conmigo.
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Distaste | nomin
FanficCon Jeno, la vida de Jaemin adquiere otro sabor. El conocer el mundo sugar abrió toda una amplia gama de sabores que acariciaron sus sentidos como el más exquisito manjar. Con Jeno, la vida de Jaemin es dulce cuando lo conoce, agrio cuando se reencu...