Capitulo 18 : Dos hombres.

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-No hay tiempo que perder, Agentes, la prioridad número uno, es sacar a mis hijos, a James y a Dante lo más pronto posible. Su seguridad es primordial.
Necesito también que saquen a tantos como sea posible mientras trato de ver desde alguna zona segura, quién está encabezando todo esto.

-Es muy probable que sea alguien de Corvuz. Dudo bastante que sean civiles. Sin embargo no puedo permitir que vaya solo, Señor Ebenezer.-dijo Regial con un semblante de preocupación.

-Necesito que mi familia esté a salvo. -dije mirando intensamente a Regial.

-Y lo estará. Dorthe, Canis y Goleon irán con ellos. Yo por mi parte, debo ir con usted. No puedo dejarlo sólo.

-No estaré solo, Regial.-dije al agente mientras me dirigía al estante de los Erebos. Tomé uno que se encontraba al extremo izquierdo en la parte superior. Al momento de sostener el erebo de combate, sentí cómo se sincronizaba conmigo; el peculiar punzar en mi cabeza y cómo me empezaba a quemar poco a poco. El erebo se iluminó levemente indicando que la sincronía había sido completada.

-Aún así no será suficiente, gobernador.-agregó Canis.

-Bien, en ese caso Regial me acompañará. Tú  los otros tres –señalé al agente que nos había dado la noticia del asedio y quien seguía parado junto a la puerta del estudio- se asegurarán de que mi familia escape de aquí a salvo, ¿entendido?

-Sí, gobernador.-contestó el agente componiendo su postura.

-Excelente, salgamos de aquí entonces. ¿Llegaron ya a los jardines?

-Todavía no, señor, pero no creo que podamos retenerlos por mucho tiempo más. Somos cincuenta y cinco elementos, afuera hay cientos de civiles y aparentemente algunos de ellos portan armas. Pasará poco tiempo antes de que comiencen también a brincar las bardas que delimitan la propiedad en todas direcciones.

-De acuerdo, entonces si quieren entrar, que lo hagan. No quiero que se sigan exponiendo más personas en los jardines. Dígale a todos sus agentes que entren a la casa y la defiendan desde adentro. Que ningún civil entre.-ordené al agente. Había despertado en mí una claridad táctica al momento de recordar que mi familia corría un verdadero peligro.

-¿No deberíamos pedir refuerzos? -pregunto Goleon.

-Ya lo hicimos, sin embargo el resto de los agentes Aquilia, se encuentran resolviendo diversas crisis alrededor de la ciudad.

-Planearon esto muy bien -dije volteando a ver a Regial, quién me respondió solidario con la mirada.

-Bien, agentes. A trabajar, ustedes irán por mis hijos y Regial y yo subiremos al techo para tener una visión más amplia y tal vez tratar de reconocer a quien lidera a toda ésta gente.-dije. Acto seguido, hice una señal de confirmación a Regial y ambos nos echamos a correr rumbo a la azotea. Los otros cuatro agentes se dirigieron a buscar a mis hijos.

-Por aquí, Regial. Las escaleras que suben al tercer piso están cerca de mi habitación.-grité mientras corría. La adrenalina me recorría el cuerpo. Mi hogar estaba siendo invadido por un grupo de anarquistas. Nunca debí haber permitido que la situación llegara a estos extremos. -¿Cómo voy a detenerlo todo?-pensé.

-¡Ahí, a la derecha está mi habitación. Las escaleras están enfrente!-grité a Regial. La velocidad y la adrenalina provocaban que todo lo que salía de mi boca fuesen gritos nada más.

-Perfecto-dijo Regial con un temple de voz más adecuado y siguió mis indicaciones. Subimos hasta el último piso cuando escuché estruendos provenientes de la entrada principal. Los civiles estaban intentando entrar.-ya casi llegamos. -Desde arriba probablemente también nos podamos asegurar de que su familia escape a salvo por la parte trasera de la casa.

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