Capitulo 19 : Tranquilo.

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Intensas sacudidas se apoderaron del cuerpo de la persona amarrada a la silla. Emitía sonidos ahogados, puesto que algo le evitaba el poder gritar.

-¿Qué se siente? ¡Dímelo! –le gritaba el torturador.-¿Qué se siente morir de esa manera?-los bruscos espasmos pronto se convirtieron en convulsiones. –Ya, ya; no es para tanto. La historia apenas está por comenzar.-dijo el joven con una sonrisa.
-La verdad es que Griliam Ebenezer fue un gran hombre y en él jamás habitó la frialdad, como para causarle dolor a otro ser humano. Él siempre se caracterizó por ser un alma empática, nunca fue tentado por el poder y jamás abusó de su posición. Hasta personas cercanas a él, han opinado que tal vez esa pudo ser la razón por la que acabó de esa manera.

 -El elegante individuo se encontraba recargado sobre el escritorio del que había sacado la caja con Erebos, observando con satisfacción el dolor que le había transmitido a la persona con la bolsa cubriéndole la cabeza. Se levantó y caminó aproximándose a su víctima, con los guantes de cuero aún puestos, lentamente le quitó al hombre los guantes de acero que sostenían el Erebo de Giliam Ebenezer. Después de retirarlos, volvió a colocar el Erebo aún caliente dentro de la caja sobre el escritorio.

De la misma caja, tomó el tercer Erebo. Éste, tenía un hermoso diseño con una garra dorada que formaba pequeños remolinos alrededor del cristal. El joven lo acercó hasta dejarlo a pocos centímetros de la cara cubierta de su víctima y las convulsiones cesaron inmediatamente.

-Es una ironía que justamente éste Erebo te logre dar paz a ti. Pero en fin, ya llegaremos a eso.-dijo un tanto extrañado el torturador. –Ah… no me digas que ya te cansaste.-dijo cínicamente mientras admiraba la acelerada respiración de aquel individuo.-No, no, no..esto apenas comienza. ¡Falta mucho por contar!-se quejó.-Tal vez sea que necesites algo que mantenga tu atención en el aquí y ahora; es decir, ¿qué sentido tiene torturar a alguien que ni siquiera te presta la atención suficiente? ¡Es inaudito! Permíteme recordarte dónde estás.-

El joven volvió a dejar con extremo cuidado el Erebo en su lugar junto a los otros dos, y tomó cuidadosamente una especie de martillo con pequeñas protuberancias saliendo por un costado, de un pequeño manto negro junto a la caja. Junto a éste, había una gran variedad de extraños artefactos de tortura perfectamente acomodados.

–Muy bien, préstame mucha atención…-dijo el joven con un amenazante tono mientras alzaba el martillo y lo blandía en dirección a las piernas de su víctima.

EreboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora