Capitulo 23 : La primera risa.

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-¿Listo? Deja las muletas y has tu mayor esfuerzo por caminar sin cojear. Recuerda también mantener el ala de Aquilia volteada hasta que llegues a él, de lo contrario saldrá corriendo  antes de tiempo.

-No me parece muy cívico, Nic.-dijo James con semblante culposo mientras recargaba las muletas sobre la pared de tabique gris.

-El civismo a veces es solo un obstáculo entre el hombre y su objetivo, James.-dijo Niccolo luciendo su ahora impecable traje tinto.

-Pero..este hombre.. ¿Estás seguro de que no hay otra manera?

-A mí no podrían importarme menos los sentimientos o vida de éste pobre diablo y déjame recordarte que a ti tampoco porque desafortunadamente o es él, o somos nosotros. Claramente existen otras maneras, siempre las hay, pero en éste punto, yo no sé cuáles sean y francamente tampoco me interesa. Me da lo mismo si es éste camino o cualquier otro mientras que el resultado sea el mismo.

-...Bien. –accedió finalmente James, que en ese momento portaba el característico uniforme Aquilia. La distintiva ala roja permanecía volteada evitando ser reconocida.

-Párate derecho, James. Ningún Aquilia se para de esa manera.-indicó Niccolo.

James enderezó su postura lo mejor que pudo y con disgusto. Dio media vuelta y caminó lo más normal posible rumbo al callejón por debajo del puente que conducía a casa de su padre, justo por el que habían caminado unos días antes.

James camino hasta la esquina donde se encontraba el vendedor de relojes que habían visto la otra tarde. El hombre, quien se encontraba distraído ofreciendo su producto a los escasos peatones, falló en notar la presencia de James.

-Disculpe, Señor…-comenzó James tratando de llamar su atención.

-Buenas tardes, amigo ¿Estaría interesado en un excelente reloj? Cuento con las mejores marcas.-dijo el comerciante al notar a James a sus espaldas y al tiempo que daba media vuelta para encontrarse con él.

-Eso puedo notarlo..-dijo James un tanto nervioso mientras tomaba uno de los relojes al azar.-¿Qué ..precio tienen?

-La mitad de acá, -dijo señalando el lado derecho de la mesa-tienen un costo de diez duques, y ésta otra quince duques. Sin embargo tengo modelos aún más económicos, joven…-contestó el hombre.

-Algo..baratos ¿no cree? ¿Qué no se supone que éste “Magna 512” debiera tener un costo de entre doscientos y trescientos duques aproximadamente?-James se había vuelto experto en relojes, marcas, modelos y costos después de pasar tanto tiempo con Nic.

El enjuto hombre empezó a ponerse algo nervioso al percibir que James podría saber algo sobre su mercancía. Después de todo, al escuchar los precios, para cualquier persona sería evidente que no serían relojes originales

-Me temo que tendré que confiscar su mercancía bajo la sospecha de que se trate de imitaciones.-dijo James mientras volteaba el ala para mostrar el intenso color rojo y el símbolo del águila de Aquilia.

El hombre abrió los ojos como platos sorprendido. A juzgar por la tarde anterior, era un hombre precavido, pero dada la joven apariencia de James, evidentemente había bajado la guardia. Ambos se miraron por un instante a la espera de que alguno de los dos hiciera el primer movimiento.

James movió rápidamente la mano para colocarla sobre la tela en la que yacían los relojes para tratar de impedir que el vendedor tirara de la cuerda llevándoselo todo, sin embargo al accionar el mecanismo que envolvería todos los relojes, el brazo de James se atasco. Al vendedor no le importó y tiró con fuerza de la bolsa rasgándola y liberándola del brazo del joven. Igual que la vez anterior, el hombre salió corriendo hacia el fondo del callejón tras empujar a James haciéndolo caer al suelo inmediatamente dada la débil postura que mantenia a causa de su pierna lastimada.

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