Capitulo 22 : Neblina y sangre.

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-Señor Ebenezer, estoy seguro que ésta crisis de falta de hogar no durara mucho tiempo. -dijo Dante mientras se acercaba a Niccolo después de que James y Eli le explicaran lo que había sucedido aquella tarde.

Niccolo se encontraba con los brazos cruzados mirando hacia la penumbra de la noche, observando aquel cielo estrellado desde uno de los marcos del edificio que daba hacia un pequeño jardín de los cuarteles de Aquilia.

-Lo sé, Dante, sé que no durará.- contestó Niccolo con seriedad. 

-Se le ve confiado, Señor... Eso es bueno. -dijo Dante echando una mirada de consternación a Niccolo. También había detectado la extraña actitud que denotaba Niccolo ante la situación; sin embargo, conocía a Niccolo bastante bien, tal vez incluso mejor que James y Eli. Después de todo, él había estado presente casi toda la vida de Niccolo.

-Así es, Dante. Creo tener una idea de cómo podemos empezar a recuperarnos y.. a decir verdad, quería consultarte algo..

-Lo sé.-se anticipó Dante.

-¿Qué cosa?-preguntó Niccolo al tiempo que se giraba para ver a Dante por primera vez desde que habían comenzado a hablar.

-Lo puedo ver en sus ojos, Señor. Sé lo que planea hacer y sé que me pedirá que me aleje, pero hay una cosa que debe entender: yo no estoy aquí hoy esperando a que su situación se recupere y pueda pagarme un sueldo; yo estoy aquí con mi familia, la única que tengo y no pienso abandonarlo. Lo acompañaré en la dirección que usted decida caminar.-declaró firmemente Dante.

A Niccolo le tomó unos segundos asimilar el comentario de Dante y confundido por sus palabras, sintió de repente la urgencia por abrazarlo, sin embargo aquello que se había roto dentro de él, parecía haber estado ligado a su habilidad para expresar cariño.

-No puedes seguirme hacia donde me dirijo, Dante.-dijo Niccolo mientras se frotaba una mano contra la otra.-y la verdad es que no creo que tengas idea de hacia dónde conduce todo esto.-concluyó Niccolo, tratando de darle punto final a la conversación al dar media vuelta hacia el interior de los cuarteles de Aquilia y dejando a Dante en aquel patio.
Dante sabía que a Niccolo era a quien más le había afectado lo sucedido. Eli podía haber demostrado su dolor llorando incontrolablemente, pero el hecho de que su hermano hubiese permanecido hermético, solo le externaba  la increíble agonía por la que debía estar pasando en realidad el joven Ebenezer.

Dante, de igual manera, dio media vuelta y siguió a Niccolo un tanto derrotado en su intento por externarle al nuevo Señor Ebenezer, que lo seguiría con la misma lealtad que había depositado en su padre, cuando de repente una mancha roja en el marco del pasillo, llamó su atención. Sangre.
Se acercó un poco más y observó con detenimiento las pequeñas manchas rojas que formaban el mismo patrón; el contorno de entre tres y cuatro líneas verticales de sangre fresca.

-¡Señor Ebenezer!-gritó Dante furioso y tratando de alcanzar a Niccolo a paso veloz. Éste, al escucharlo, se detuvo a esperarlo.

-¡Usted planea embarcarse en una contienda para vengar a su padre  y recuperar lo que le fue arrebatado!-gritaba Dante mientras se aproximaba a Niccolo, que permanecía de espaldas. Dante alcanzó a Niccolo y tomándolo por los hombros, lo hizo girar para verlo directo a los ojos.-..y bien, puede que no sea mi lugar el cuestionar sus decisiones, sin embargo es mi deber cuidarlo para evitar que haga cosas como éstas.-exclamó Dante al tiempo que tomaba el brazo derecho de Niccolo y le arrebataba el guante de cuero negro revelando la mano ensangrentada del muchacho, quien a su vez, reaccionó con una mueca de dolor. -¡¿Quién va a evitar que le sucedan estas cosas si no estoy yo con usted?!-preguntó exaltado.
Niccolo agachó la mirada por unos segundos demostrando su incomodidad. No se suponía que nadie descubriera lo mucho que en realidad le estaba afectando lo sucedido. No quería que nadie supiera que en realidad sentía un dolor tan profundo que llegaba a volverlo vulnerable.

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