Capitulo 28: Como montar un espectáculo.

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-¿Qué sucedió? ¿Dónde está el amo Niccolo? -pregunto Dante quien había aparecido detrás de James, acompañado de Eli. 

-Le acomodo una golpiza a este hombre y salió de la posada. 

-¿Porque no lo detuviste? y ¿porque el hombre del mostrador tiene dinero en la boca? pregunto Eli con el entrecejo fruncido, apunto de romper en llanto.

-¿De verdad necesitas que te responda esa pregunta? y no lo detuve porque de igual manera va a hacer lo que le venga en gana, nada de lo que le hubiera dicho lo hubiera hecho cambiar de parecer.  -James pensó un momento si debía decirle a Eli y a Dante sobre lo último que Niccolo le había dicho, sobre verlo a las 6:30 en la vieja casa abandonada. y decidió que sería mejor no exponer a Eli o a Dante. 

-Miren, iré a buscarlo, lo traeré de vuelta; mientras tanto, Nic dejo dinero sobre una de las camas, lo tome antes de bajar. -James saco entonces un par de billetes del bolsillo interior del saco que vestía y los entrego a Dante. -Con esto pueden comprar algo de ropa, Niccolo y yo iremos mañana. 

-No, iremos contigo a buscarlo, sabes perfectamente que no está pensando claramente. No quiero que cometa una estupidez. 

-Tranquila, iré solo. 

-Dijo que iría a la casa de tu papa y dijo que quería encontrarlos. -Dijo Eli llena de coraje. -! Es un imbécil! si algo le sucede...-Eli no pudo completarla la idea, su dolor llego brotando de nuevo y se apodero de su habla. 

-Señorita Elizelia, confiemos en el joven Blackaller, creo que si alguien puede mantener un diálogo constructivo con su hermano es este joven. -Dijo Dante mientras ayudaba al hombre a levantarse del suelo, quien temblaba, su rostro completamente desfigurado. Dante se alejó junto con el hombre ayudándolo a caminar de vuelta al mostrador, detrás del mismo se encontraba una pequeña puerta de madera donde había una pequeña habitación que el hombre utilizaba cuando no había clientes que atender para recostarse un rato.

¿Y qué hay de tu pierna? ¿Cómo pretendes caminar hasta encontrarlo? hace dos días ni siquiera podías caminar.

-Mi pierna ya está mejor, no me había dado cuenta porque no la había intentado utilizar hasta que tuve que defenderme de Niccolo. 

Eli clavo sus ojos en los de James, los ojos de Ella expresaban suplica y amenaza al mismo tiempo y los de él determinación. -¡Tienes que...!

-Lo prometo. -Interrumpió James manteniendo la mirada a Eli. -James dio media vuelta y salió de la posada cerrando la puerta tras de sí dispuesto a encontrar a su amigo. 

James observo fuera de la posada como la vida continuaba como siempre, observo como el mundo aunque para ellos parecía caerse a pedazos el resto del mundo seguía con sus actividades diarias como siempre. James miro su pierna e intento probarla, levanto su pie y golpeo ligeramente el suelo con ella tres veces, el dolor era fuerte, pero sentía que ya era capaz de llegar hasta su amigo mientras no forzara mucho su pierna; sin embargo, él sabía que tendría que utilizar todo a su disposición.

James pensó que antes de encontrar a su amigo necesitaría tomar las precauciones adecuadas, si iban a perseguir a un grupo de maniacos que portaban tremendas habilidades en sus erebos sería necesario que al menos tuviera algún tipo de arma para defenderse.


-Ya está todo preparado dentro, señor Kaffar. -Dijo un hombre de edad avanzada, cabello grueso y canoso desde el marco de la puerta principal de la casa abandonada, la apariencia de la misma era tan descuidada incluso que parecía un lugar sacado de una pesadilla. 

-Bien, todo en orden, esperen aquí hasta que regrese. -Dijo Niccolo, sosteniendo un cetro, postrado en el marco de la puerta de un oxidado cancel de metal rodeado por hierbas que se prensaban al mismo y por toda la abandonada edificación, la cual parecía que caería al suelo con la más mínima brisa.

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