Capitulo 20 : Señor Ebenezer.

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-¡Nic, tenemos que salir de aquí! ¡Tenemos que llegar con Eli y los agentes! –gritó James después de hacer una mueca de dolor al apoyar la pierna.

Niccolo no respondió, se limitó a solidarizar con James en una afirmación con la mirada. Hasta este punto, era sorprendente el simple hecho de que siguiera de pie sin haberse desmayado.

-Vamos.-al primer intento que hizo James por dar un paso en busca de Eli, perdió el equilibrio y cayó al suelo. Niccolo reaccionó de inmediato.

-Tienes la pierna rota.-dijo seriamente mientras lo ayudaba a levantarse.

Juntos comenzaron a caminar con dificultad rumbo a la parte trasera de la mansión. El diluvio continuaba torrencialmente y era un tanto difícil mantenerse alerta a los posibles ataques.

-¡Los encontré!-gritó una silueta de complexión delgada que apareció en dirección a donde ellos se dirigían.

-¡No te atrevas a acercarte, o te juro que te sacare los ojos y personalmente te los daré de comer, escoria!-vociferó Niccolo sin soltar a James.

-Tranquilos, chicos. Soy el Agente Aquil-Goleon. Viajé con tu padre a Triev, llevo un rato buscándolos para sacarlos de aquí.

Ambos inspeccionaron renuentemente al agente pero al notar su vestimenta, cayeron en cuenta de que decía la verdad.

-Ayúdeme con mi amigo, no puede caminar.-dijo Nic en un tono apenas audible.

Goleón respondió lanzándose rápidamente al lado contrario del que Niccolo sostenía a James y juntos caminaron hasta doblar una esquina. Tres automóviles llenos de gente los recibieron. Eli se encontraba aferrada a los brazos de Dante llorando inconsolablemente. Un par de Aquilias cargaban el cadáver de Griliam hasta otro de los autos y varios más seguían disparando hacia adentro de la casa tratando de detener a los civiles.

El sonido del mundo desapareció y el tiempo se detuvo ante tan terrible escena. Por un segundo, a Niccolo le pareció que incluso el diluvio se detenía. Su corazón, que hasta entonces había estado bombeando sangre a velocidades extremas, decidió saltarse un latido. El aire alrededor se volvió espeso y la gravedad pareció aumentar deliberadamente.

-¡Joven Niccolo, debe subir al auto ahora, no podremos detenerlos por mucho tiempo más!-las palabras del agente los sacaron de su ensimismamiento ubicándose de nuevo en la realidad.

-Sí…-contestó Niccolo sin aliento.

Ambos chico subieron al auto a un lado de Eli, quien se abalanzó sobre su hermano inmediatamente.

-Lo mataron, Nic, lo..mataron, lo mataron…-repetía entre sollozos. James miró a Niccolo tratando de detectar su inminente punto de quiebre, sin embargo éste nunca llegó. Niccolo, que hasta entonces había mantenido la mirada perdida, reaccionó al ver a su hermana.

-Te juro, Eli, que haré que paguen por esto. No importa cuánto me tarde ni lo que tenga que hacer para conseguirlo, regresaré por esos bastardos y los cazaré como los animales que son… y una vez que los tenga, los haré sufrir diez veces más, te lo prometo.-el labio inferior de Niccolo estaba temblando, sus palabras llenas de rabia parecían a punto de hacerlo estallar, sin embargo el shock al que había estado sometido las últimas horas, nublaba tormentosamente sus sentimientos.

James observó detenidamente a su amigo temiendo que se hubiera convertido en una bomba de tiempo. Tratándose de Nic, era totalmente probable.

Los tres autos comenzaron a avanzar, los agentes que aún no subían, dispararon un par de veces más y de un salto se colgaron a los últimos vehículos para seguir alertas durante el trayecto. La rapiña y la quema continuaron, y lo último que vieron los jóvenes al alejarse, fue lo que había sido su hogar, en llamas.

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