Fin

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Niccolo se dejó caer en un sillón negro de dos plazas con los brazos extendidos y una enorme sonrisa de satisfacción en el rostro, frente a él había una pequeña mesa sobre la cual subió sus pies.

El cuarteto había acompañado al señor Nemmul y él les había extendido toda la información sobre sus actividades criminales: robo, tráfico de armas ilegales y otros productos, les había provisto de una ubicación segura donde podrían quedarse se trataba de una pequeña casa de ladrillo cerca del centro de la ciudad el acceso principal a la discreta ubicación se trataba de unas escaleras descendientes al nivel del suelo lo que hacía que el lugar fuera un tanto sofocante; sin embargo, era por mucho un mejor lugar que la vieja y torcida posada. Finalmente Nemmul les había asignado diez hombres con los que suponía que Niccolo tenía que asignar a diferentes operaciones que le generaran a Nummul una remuneración. El hombre había sido específicamente claro con lo que pasaría si descubría a alguno de ellos robando o traicionándolo de alguna forma.

—Hijo de perra, lo planeaste desde el principio. —Dijo James sorprendido.

—Deberían tenerme más fe. —Dijo Niccolo con una traviesa sonrisa.

—Pero ¿Es esto lo que quieres? es decir, estas personas son verdaderos rufianes.

—Porfavor, todavía no son verdaderos rufianes, pero eso va a cambiar.

— ¿No me digas? y supongo que tú les vas a enseñar, ya hiciste un muy buen acto asesinando a ese hombre inocente.     —Dijo Eli, quien estaba furiosa con Niccolo por lo sucedido en el callejón.

—Una vez más te recuerdo, hermanita, que si no lo hubiera hecho, estaríamos todos muertos. Como les eh dicho en repetidas ocasiones: la vida es un camino y tiene obstáculos, ese hombre era uno, yo simplemente elimine el obstáculo.

Eli, aun insatisfecha, torció el rostro.

—Entiendo que lo que buscas es recuperar el poder, Nic pero este no es el poder que tenía tu padre.

—No hay diferentes tipos de poder, James solo hay poder y ya. Aunque limitado, ahora tenemos un poco y nuestra situación ah mejorado.

— ¿Y porque no mejor pedir ayuda a los otros gobernadores de Zefest? —Reclamo Eli.

—El resto de los gobernadores no los hubieran socorrido. El más honesto de los gobernadores es Servio Voran y ni siquiera él se hubiera  arriesgado a meter las manos al fuego en esta situación, tal vez, lo hubiera hecho por el señor Griliam, pero sinceramente dudo que lo hubiera hecho por sus hijos. —Explico Dante. 

—Así es.

—Y ¿qué planeas hacer con esa gente? —Pregunto James

—Primero que nada necesito obtener control sobre ellos, ahorita son diez simios ignorantes, pero eso va a cambiar, pienso educar a los tres más respetados de entre ellos.

— ¿Educarlos?

—Sí, educarlos. Antes de asesinar al psicólogo le arranque todos sus talentos y recuerdos, hice lo que decía en los periódicos.

— ¿Significa que ahora eres psicólogo?

—No, absorbí lo que tenía el psicólogo dentro de él, no dentro de su erebo y no había mucho talento ahí; sin embargo, si había valiosa información, el psicólogo me dijo que me había investigado interrogando a algunos profesores de la universidad. Gracias a que ahora tengo acceso a los recuerdos de él, se exactamente quienes de ellos me traicionaron. Y siendo gente culta, pondremos esa cultura en otro sitio que sea más conveniente para nosotros.

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