7| El nuevo empleo

13.9K 1.6K 770
                                    

Se anudo la corbata color rojo al cuello y justo cuando estaba por terminar, se arrepintió deshaciendo el nudo y tirándola sobre la cama. Se mordisqueó el labio inferior mientras se sentaba en la silla frente al escritorio. No sabía si su atuendo era el adecuado. Una camisa blanca de botones, un pantalón color caqui y un blazer azul. Bueno, tal vez la corbata si había estado de más. Pero es que Oscar no le había dicho si debía vestir formal o no y pues se sentía un poco perdido en ese aspecto.

Soltó un bufido antes de levantarse, salir de la habitación y dirigirse al baño. Ahí se encargo de peinar su cabello hacia atrás. Por un momento considero razurarse por completo, pero nunca le había gustado dejar su mandibula totalmente despejada, eso lo hacía lucir demasiado joven. Quizá era una manía que había adoptado cuando recién empezó su carrera laboral, en donde nadie parecía tomarlo en serio porque decían que parecía un chico que ni siquiera había terminado la preparatoria.

Así que la barba y el bigote se quedaban. Se dio una última mirada en el espejo para por fin dirigirde a la cocina y tratar de obtener un poco de información por parte de Oscar, tal vez el pelinegro fuera bueno y le concediera una pista sobre cual era ese empleo que le había conseguido.

No había entrado de todo a la cocina cuando vio aquella escena que lo dejó un poco aturdido, Oscar meneando las caderas al ritmo de una vieja canción de los Rollings Stones.

Puede que además de quedarse apreciando lo bien que se movía y lo sexy que resultaba, hubiera notado que Oscar vestía unos jeans oscuros y una camiseta básica en color gris, un atuendo bastange informal.

El pelinegro giró sin dejar de moverse, cuando lo vio le regaló una de esas enormes sonrisas que lo iluminaban todo a su alrededor, como un calido sol personal. Adrién sintió que su estómago cosquilleaba de una manera alarmante.

Bonjur, Adrién... — la ceja izquierda del pelinegro se alzó de manera interrogativa, pero la sonrisa seguía ahí— ¿Lo pronuncie bien?

—S-si— se aclaro la garaganta sintiéndose un poco avergonzado. Solo esperaba que Oscar no hubiera notado que había estado comiéndoselo con la mirada— Y bonjur para ti también.

Pero si le había avergonzado haber estado viendo tan abiertamente al chico, enrojecio por completo al sentir la mirada café barriendo su cuerpo sin ningun reparo. Oscar ladeó la cabeza un poco, luciendo aun más como un cachorro.

—¿Siempre vistes así?— preguntó con curisosidad.

—¿Así como?

—Tan...elegante, estilizado, pulcro.

No pudo sostener aquella mirada así que fingió arreglarse la solapa del blazer y carraspeó para tratar de ganar un poco de tiempo. Merde, Oscar golpeaba todos sus sentidos y lo dejaba un poco aturdido, lo que era preocupante si se tomaba en cuenta que estaba a una distancia considerable...¡No quería ni imaginar lo que sería tenerlo justo en frente!

—La costumbre, supongo —Frunció el ceño —además no me dijiste como debía vestirme.

—Buen punto, pero te ves bien— El pelinegro alzó un hombro como restándole importancia— Después de todo hoy sería como una entrevista, aunque ten por seguro que el puesto será tuyo.

—¿Por qué crees eso?

—Porque no dejaré que sea de otra manera— Oscar le guiñó con complicidad y Adrién sintió que sus piernas temblaban en respuesta ¿qué demonios había sido eso? —¿Que quieres de desayunar?

Le tomó un buen par de segundos encontrar su capacidad para hablar, pero es que maldición, Oscar era realmente peligroso para su corazón.

—Solo café, gracias.

Amour Inattendu (Suerte #6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora