15| Curiosidad y un par de confesiones más..

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Cap (5/5)
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Réveille toi [despierta]

Esas palabras susurradas en su oido y acompañadas del beso en su mejilla lo tuvieron sonriendo aun cuando no había abierto los ojos. Sin embargo se apresuró a hacerlo puesto que sabía con lo que se encontraría: unos ojos avellanados que lo veían con una ternura y calidez que hacían a las mariposas de su estómago armar toda una revolución.

Sonrio de manera perezosa y levanto ligeramente la barbilla. Adrién lo entendio al instante puesto que presionó un suave beso en sus labios. Joder, le encantaba esa dinámica que tenían desde hacia unos días. En donde se besaban cada que se encontraban a solas, en como necesitaban tocarse con cualquier excusa...para haber acordado ir lento, aquello era cada día más serio.

Cualquiera pensaría que era algo tremendamente loco, precipitado y descabellado estar teniendo aquell especie de relación con el que hasta hace poco había sido su compañero de piso. Pero no para Oscar. Aun seguía sintiendo un poco de extrañeza ante la idea de estarse enrollando con otro hombre, pero por contradictorio que pudiera ser, también se sentía bien...natural. Como si las cosas sucedían como debía ser.

Enrolló sus brazos en el cuello del francés y tiró de él provocando que cayera ligeramente sobre su cuerpo. Y había algo sobre tener aquella masculina y bien formada figura presionándolo contra el colchón que se sentía bien, excitante.

Deslizó sus manos por aquel amplio y fime pecho del mayor, fue entonces que el ceño de Oscar se frunció al palpar los botones en la camisa de Adrién. Se separo dándole una mirada interrogativa.

—Ya te cambiaste— Adrién asintió aun sin comprender.

—Si.

—¿Y por qué ya te cambiaste?— Bien, puede que haya sonado un poquito caprichoso, pero es que el los últimos días había descubierto que existía algo que le gustaba al despertar, y eso era colar sus manos bajo la camiseta de Adrién y  acariciar sus abdomiles.

—Bueno, chiot. Es que debemos ir a trabajar y como que no podía permanecer en pijama o se nos haría tarde. De hecho deberías ponerte en marcha pronto si quieres llegar a tiempo.

—Pero...

—Son las siete— Adrién le dio un besito en la nariz y se puso de pie. Oh, el francés no solo se había cambiado, sino que lucía caliente como el infierno.

Oscar no sabía de donde habían salido esos adjetivos pero ya no podía pensar en Adrién sino era con algo como: Caliente, sexy, guapo, atractivo, hermoso. Le desconcertaba la manera en la que parte de él aceptaba su obvia atracción por Adrién, pero eligió no darle importancia y comerse la cabeza.

Pero en fin, aquel día el sexy francés había elegido unos jeans oscuros, una camisa formal color blanco con un cuadrículado fino en color celeste y como si eso no lo hiciera lucir lo suficientemente bien, había coronado el modelito con un chaleco sastre de color azul oscuro y una corbata en el mismo tono pero con pequeños lunares blancos. Dios, el no debería lucir tan bien, pero jodidamente lo hacía.

—Ve a prepararte y mientras tanto haré el desayuno— ofreció el mayor acercándose a la puerta, pero Oscar lo detuvó con un pequeño grito. —¿Qué pasa?

—No es necesario que hagas el desayuno, yo puedo...

—Esta bien— Adrién volvió sobre sus pasos y se inclinó para besarlo. Esta vez con un poco más de fuerza. Mordisquendo su labio inferior y empujando su lengua dentro con una sensualidad que tenía a Oscar estremeciéndose de pies a cabeza. —Seré cuidadoso, lo prometo.

Amour Inattendu (Suerte #6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora