29| Como debió haber sido Pt. 1

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Estar de nuevo en Paris era un sensación agridulce. Adrién sabía que al igual que él, Oscar estaba recordando lo que sucedió la última (y úníca) vez que estuvieron juntos en aquella ciudad. Para ninguno de los dos fue sencillo afrontar el quiebre que sufrió su relación aquel día. Aun dolía, aun había culpa...

Adrién empujó todos esos sentimientos y recuerdos al fondo, porque no podía centrarse en ello. Después de todo las cosas con Oscar se habían arreglado y no tenía sentido insistir con lo que sucedió. No La haría bien a nadie.

Salieron juntos del aeropuerto para buscar un taxi. Llevaban un equipaje ligero, pues no pensaban quedarse demasiado. Además de que Adrién estaba listo para tomar a Oscar y llevarlo tan lejos de su padre como fuera posible si este se ponía difícil.

No demoraron demasiado en conseguir transporte. Se acomodaron en el asiento trasero con sus manos entrelazadas. El pelinegro estaba recostado contra su hombro, pero había estado muy silencioso lo que era poco inusual en él. Le besó la frente y apretó su mano con suavidad.

—¿Todo bien, chiot?— preguntó en un susurró solo para él.

—Si— Oscar suspiró y le dio una pequeña sonrisa— Es solo que estaba pensando en lo enojado que va a estar Velkan cuando regresemos.

Adrién estaba de acuerdo, su bola de pelos estaría enojado y triste porque lo dejaron, pero ninguno de los dos considero prudente llevarlo cuando ni siquiera sabían que era lo que el señor Antoine quería. Afortunadamente los tíos de Oscar y James se habían ofrecido a cuidar del perro y Adrién no tenía la menor duda que lo cuidarían bien.

Tal vez con un poco más de tiempo hubieran podido hacer los tramites para sacar a Velk del país, puesto que al ser un perro de raza grande no era tan fácil transportarlo de un lado a otro.

—La próxima vez lo traeremos con nosotros— prometió— vendremos de vacaciones ¿te gusta la idea?

Oscar pudó descartar sus palabras y decir que no le creía o que no quería volver a Francia. En cambio le besó la barbilla y le regaló una linda sonrisa en total acuerdo con sus palabras.

—Eso me encantaría y apuesto que a la bola de pelos también.

Volvieron a sumirse en el silencio, pero esta vez era más relajado. Poco tiempo después estaban parados fuera del edificio en el que vivían sus padres. El pelinegro a su lado lo veía con asombro.

—¿En qué piso viven tus padres?— preguntó mientras daba un paso adelante.

—Por lo general suelen usar los últimos.

—¿Por lo general?— Oscar se detuvó y ladeó el rostro en con curiosidad— ¿Es qué acaso les permiten moverse la piso que quieran?

—Bueno...—Al francés nunca le había gustado hablar sobre la soltura económica de la familia. Simplemente era algo que no tenía mucha relevancia para él. —el edificio es de ellos.

—Oh— Oscar no dijo nada más mientras caminaban al interior del edificio y se metían al elevador. —Esto me gusta— el pelinegro deslizó sus manos por las paredes enrejadas— te hace sentir como si estuvieras en un museo.

—Lo sé, siempre me ha parecido de esa manera.

Salieron al pasillo en el piso indicado y con cada paso que daban, Adrién se ponía un poco más nervioso. Sabía que su madre no reaccionaría mal al conocer a Oscar, en cuanto a su padre...era difícil no pensar en las mil y una cosa que podían salir mal. Debió haber hecho algo para que Oscar notara lo que estaba sucediendo porque de pronto se detuvó frente a él y lo observó con seriedad.

Amour Inattendu (Suerte #6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora