Amour Inattendu (Suerte #6)

24| Un tiempo fuera

Ahora más que nunca...volar en avión era una mierda. Dejó Paris a las ocho de la mañana. Se sentía desorientado pero sabía que no solo era por el vuelo. Tenía mucho que ver con el hecho de que la noche anterior no pudo dormir absolutamente nada.

Luego de que Adrién se marchara, Oscar se había soltado a llorar sin poder evitarlo. Los sollozos saliendo de él con fuerza, se había arrastrado hasta la cama y se había envuelto en la sábana como una oruga en su capullo. No supo exactamente cuanto tiempo pasó, pero para cuando se dio cuenta el cielo se había oscurecido y su habitación estaba en penumbras. Las lágrimas se deslizaban silenciosas por sus mejillas. Cuando fue capaz de hilar dos pensamientos juntos; fue entonces que decidió llamar a la aerolinea para conseguir un vuelo para esa misma noche y no tuvo suerte, pero quizá la operadora escuchó la desesperación en su voz porque logró meterlo en un vuelo a la mañana siguiente.

Había sido una mierda de noche, con la vista clavada en su teléfono esperando por una llamada o un mensaje de Adrién, cualquier maldita cosa que le dijera que no odiarlo por haberle roto el corazón era la decisión correcta. Sin embargo no obtuvo nada y dolió.

Nunca se había sentido de esa manera, como si alguien lo estuviera rompiendo por dentro. Como si algo estuviera muriendo en su corazón... fue entonces que comprendío que nunca había estado enamorado. Nadie había logrado meterse tan profundo en su alma para dejarlo en tal estado y bastaron tres meses para que Adrién Bonnet lo hiciera conocer el cielo y el infierno. Para que lo hiciera inmensamente feliz y luego lo hiciera darse de lleno contra la realidad.

Se enfureció de nuevo, lloró un poco más. Lo maldijo de todas las maneras que pudo y luego se sintió culpable, porque sabía que cuando Adrién dijo que su intención no era lastimarlo... decía la verdad. Y quizá eso era lo peor de todo, ser lastimado por una persona que te quiere, pero que no puede evitar hacerte daño.

Cuando se dio cuenta de eso y pudo aclarar un poco más su mente, se dedicó a meditar la situación. Trato de ponerse en los zapatos del francés y preguntarse "¿Qué haría yo en su situación?". Descubrió que aunque le doliera aceptarlo, tomaría el mismo camino porque después de todo la familia tiene un peso importante en la vida de cada persona y para él que ya no tenía a sus padres cobraba un sentido aun más grande. No se puede ignorar a la familia, ya sea para bien o para mal.

Logró encontrar cierta calma aun cuando su corazón seguía doliendo. Sus lágrimas cesaron y así lo encontro el amanecer. Aun envuelto en la sábanas. No le quedo más que levantarse y recojer sus cosas, lo que no era mucho teniendo en cuenta que ni le dio tiempo a sacar demasiado de su mochila. Dejó el hotel a las seis de la mañana y tomo un taxi hacia el aeropuerto.

Se sentó en el área de espera hasta que hicieran la llamada de su vuelo. Mientras estaba ahí, una idea vino a su cabeza. Aun estaba enojado con Adrién, como nunca había estado con nadie, pero no quería irse llevándose ese malestar consigo. Las emociones negativas no servían de nada y para que negarlo, seguía amando a ese tonto francés y nada iba a cambiar eso, al menos no en un largo tiempo.

Se reclinó contra el respaldo y escribió aquel largo mensaje sintiendo que eso aliviaba un poco su malestar. Y puede que se haya asegurado de poner la hora a la que partía su vuelo, solo por si acaso; porque el fondo quería creer que no era el fin, que las cosas podían pasar como en las películas... que Adrién aparecería en cualquier momento corriendo por la terminal para evitar que se marchara.

Pero como no quería decepcionarse y tampoco quería recibir un mensaje que dijera "lo siento". Apago su teléfono. Por supuesto que Adrién no llegó, Incluso se mantuvo al borde de su asiento esperando porque su dulce francés irrumpiera en el avión ...pero de nuevo, aquello no era un película y de nada servía hacerse falsas ilusiones.