25|En busca de un dulce cachorro

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Adrién no pudó volver a Boston sino dos días después de haber salido del closet frente a su familia. Sucedió que después de aquella charla su padre se puso mal y terminó de nuevo en el hospital. El doctor no pareció feliz y aunque les dijo que no era una recaída grave lo mejor era que permaneciera unos días en el hospital para estar seguro de que no empeoraría.

Si bien aun estaba decidido a volver y recuperar a Oscar, Adrién no podía evitar preocuparse por su padre y aunque sus hermanos trataron de convencerlo de irse, no pudó hacerlo. No hasta estar completamente seguro de que su padre no moriría. Al final fue Jean quien logró convencerlo de volver a Boston. Acordaron que Anne Marie y Marco se quedaría para asegurarse de que todo fuera bien y Jeanluque se encargaría de acompañar a Adrién para ayudarlo a reconquistar a Oscar.

Se sentía como un niño al tener a Jean detrás de él como un padre preocupado, pero por otro lado agradecía profundamente su ayuda y el hecho de que no lo dejara solo. Volaron en primera clase, porque Jean insistió en hacerlo. Cuando llegaron a Boston  Jean intento alquila un auto y de no ser porque Adrién prácticamente le rogó, su hermano mayor se conformó con conducir el auto de Marco que había permanecido en el estacionamiento del aeropuerto. Adrién estaba seguro que de haberlo dejado, Jean hubiera alquilado un auto extremadamente lujoso.

—Podemos ir al apartamento de Marco si quieres —ofreció al ver como en el asiento del copiloto, Jean bostezaba.

—No, ya perdimos mucho tiempo y será mejor buscar a Oscar cuanto antes— el mayor giró su cabeza en el respaldo y sonrio de medio lado. —Oscar me gusta como cuñado, así que más vale asegurarnos de que lo siga siendo ¿no crees?

—Si—murmuró completamente rojo. Aun era un poco difícil creerse que eso realmente estaba pasando. Que su familia sabía de su homosexualidad y que almenos la mayoría se lo haya tomado tan bien.

—¿Entonces a donde iremos a buscarlo?

—Uh, creo que por la hora deberíamos ir al hospital. Y sino esta ahí entonces iremos al apartamento.

—Bien ¿y no piensas comprarle un regalo o algo?— preguntó curioso el mayor.

—No creo que sea buena idea. Justo ahora iré para explicarle la situación como debí haberlo hecho desde un principio. Se que estará enojado y probablemente me mande a volar— hizo una mueca mientras en su mente desfilaban todas las cosas que podían pasar. —Comprarle un regalo sería como sobornarlo y conoczco a Oacar lo suficiente para saber que eso lo enojaría más. Entonces los regalos quedaba para después, cuando intente reconquistarlo.

—En pocas palabras, justo ahora vamos a tantear el terreno ¿no es así?

—Básicamente.

—Bueno, esta bien. Por algo se empieza.

Tuvieron que parar en una cafetería porque Jean se estaba muriendo de hambre. Adrién por su parte se encontraba incapaz de probar bocado. Estaba asustado en su mayor parte, porque no sabía como reaccionaría Oscar al verlo. Pero también estaba emocionado, la sola idea de encontrarse con su chiot de nuevo bastaba para ponerlo ansioso. Okey, entendía que había hecho mal, pero estaba dispuesto a ponerse de rodillas y pedir perdón cuantas veces fueran necesarias.

Probablemente no tenía el derecho de hacerlo después de haber lastimado de tal manera al pelinegro, pero no podía rendirse. Ya lo había hecho demasiadas veces en su vida y se negaba a volver a hacerlo. Y menos aun cuando la felicidad de Oscar estubiera en juego.  Se sentía tremendamente culpable y estaba aun más arrepentido, pero ya nada podía hacer para cambiar sus acciones pasadas. Solo le quedaba ser mejor ahora en el presente y en el futuro.

Amour Inattendu (Suerte #6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora