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Capítulo 2

El Paladín Blanco

Ha pasado 10,000 años desde que Tania abandonó la tierra y dejando no solo su hogar sino también a su madre. 

Los Galra buscaban con desespero el paradero de todos los leones para que sean entregados a el dictador que todos respetaban, ocasionando fallar una y otra vez la  misión.

La princesa Allura junto a los demás paladines, recuperaron a todos y cada uno de ellos logrando así armar al Voltron que todos conocen, pero hacía falta uno, era el de aquella leyenda vieja y sin registro, aquel paladin con su león místico.

Aquella leyenda que recordaba al pie de la letra. 

El equipo se encontraba ahora en medio del espacio tratando de localizar a el león faltante, Allura poseía tales coordenadas que fue pasado a número y letras gracias a Pidge, su científica e informática hacia todo lo posible en descifrar los numero y letras alteanas.

– Según las coordenadas de Allura y las que logre descifrar con la información de Coran, el león blanco debería estar en el planeta 124 AK11 o mejor dicho...– mencionó Pidge

– Planeta Colunmio...– Termino Allura.

El planeta estaba hecho de arena siendo aquel mineral más fino que el todos conocemos siendo que su unica diferencia era que se comía todo lo que cayera encima, estaba inhabitado por obvias razones. 

– Apenas se puede ver las pocas columnas en esta zona, ¿Cómo encontraremos a él León aquí? – pregunto Lance con curiosidad al ver las estadísticas en pantalla. 

– Se dice que le León se activará si los demás leones están presentes. – Hablo Coran. – Deberíamos enviar a los leones en una formación en V para que cuando lo detecté, el León salga de su escondite. – explico Coran. – La tierra se moverá con brusquedad y de las cenizas la bestia saldrá... eso dice la leyenda.  – rio avergonzado. 

– Prepárense, esto tomará algo de tiempo. – ordenó Shiro.

Transcurrió no más de 20 minutos cuando los paladines se encontraban sobre la arena de planeta no habitado, habían seguido la especificación de Cora, su formación en V era simétrica, al de varios minutos no había señal de nada. 

– Allura, ¿estás segura de que esa leyenda es real? – preguntó Hunk.

– Más que segura, mi padre guardo registros de él, pero se perdieron en nuestra huida...– mencionó triste, Allura lamentaba la pérdida de su hogar. 

– No te preocupes princesa, estoy segura de que el león debe estar en este planeta lleno de arena. – dijo Pidge interrumpiendo los pensamientos de la princesa. – Mis coordenadas nunca fallan.

– Si claro, como si nuestro proyecto final nunca hubiera fallado. – bromeo Lance.

Pidge estaba por decirle algunas groserías hasta que un movimiento brusco hizo que el planeta entero se sacudiera ocurriendo lo inexplicable, los leones tomaron control de sí mismos llegando a pie a la superficie del planeta. 

El León emergió de la profundidad de la arena luciendo tan imponente como el León negro siendo una réplica exacta de él, la unica diferencia entre ellos era su tan distinguido color blanco y como las líneas de luces que seguían un patron eran azules como el cielo.

– Es él. – anuncio Keith.

Los leones siguieron al leon blanco hasta el castillo, dejando la bestia blanca entre a su hangar, el león negro y blanco compartían el mismo lugar, era su mano derecha, al llegar se desactivo completamente, como si el paso del tiempo bajo tanta arena les afectara a sus circuitos. 

En cuanto los paladines llegaron al hangar, Pidge quien había llegado primero conecto varios cables al leon y trataba de hacer un análisis mientras resolvía los problemas técnicos de la bestia metálica. 

Por otro lado, Allura se mantenía nerviosa, recordaba la leyenda; "Espera la bestia en silencio, saldrá entre las cenizas del infame eslabón y junto a sus aliados destruirá al imperio que destruye todo a su paso, su paladin saldrá sin avisar, prepara tu fuerza y voluntad que él te protegerá sin pensar."

Pero no ocurría nada, el león no parecía tener intenciones de activarse y su paladin se ofrecía a mostrarse. 

– Algo anda mal... – susurro.

– ¿Qué pasa? – preguntó el líder preocupado.

– Es él paladín, debería salir del león una vez este saliera debajo de la tierra. – explico. – Pero no ocurre nada. 

Shiro estaba por mencionar algo, pero en eso el hocico del león se abrió, dejando salir algo de humo frío y denso, de ahí una persona salía con desconfianza alzando su espada en señal de pronto combate; junto a su escudo y arma se presentó al equipo. 

Su traje tenía el mismo aspecto que el león, su color y brillo, todo indicaba que era el paladín.

Su espada apuntaba a Allura quien era la que estaba más cerca de la bestia blanca, esperaba algún movimiento que le indicaría que no estaba en una zona segura pero nada, el paladin azul apunto con su arma al paladin al ver como este "amenazaba" a la princesa. 

– ¿Quiénes son ustedes? – era una voz femenina. 

– Soy Allura, princesa de Altea. – paso al frente haciendo que Lance baje su arma. – No somos una amenaza, Paladin Blanco, baja tu arma.

El paladín aún con desconfianza de sus palabras, se acercó con lentitud a la princesa alteana y alzo su espada a la altura de su vientre sin tocarla. 

– Si tus palabras están llenas de verdad, toca la espada y deja que tu sangre fluya en el filo.

Hizo caso a las órdenes del paladin sin pensarlo. 

La sangre no fluyó, es más, nunca se cortó, era una ilusión de parte del Bayard, esta arma estaba hecha para lastimar a los enemigos, nunca a su portador y jamás a sus aliados, confirmando las palabras de Allura.

Regresó su arma a su estado de normal y regresó a una postura normal, sus palabras eran ciertas se encontraba en una zona segura y ahora solo debía esperar a las próximas órdenes. 

Dio una pequeña reverencia en señal de respeto, era un deja vu de sus peleas anterior en las cuales siempre se encontraba con grande lideres, reyes, reinas y alites. 

– Muestra tú rostro paladín blanco, quiero ser tu amiga, no tu comandante. – ordenó la princesa.

La paladina estaba algo sorprendida ¿no estaban en un momento crítico? Normalmente salía para luchar a quien le pidiera ayuda. 

Con cuidado quitó su casco, dejando que los demás puedan ver su rostro; sus pecas que estaban por todo su rostro brillaban levemente junto a sus ojos de un color azul zafiro, su pelo corto aun blanco desde la última vez. 

Permanecía con un semblante serio y tímido, un pequeño rubor apareció en sus mejillas, los demás la estaban viendo demás y creía que era por su extraño aspecto. 

– Es un gusto conocerte, mi nombre es Takashi Shirogane pero puedes decirme Shiro. – se acercó a la chica, alzó su mano.

La chica estrecho su mano, el sentimiento de incertidumbre y la desconfianza salieron de ella dejando salir una pequeña sonrisa mostrando alfin a esa chica de 20 años tímida y torpe. 

– Mi nombre es Tania Cherry, es un gusto conocerte también.

Se presento con todos, eran igual de tímidos que ella lo que la hacía sentir bien pero su aura de amabilidad la llenaba de confianza llegando por último al paladin rojo, quien veía con mucha seriedad la escena de presentación de cada integrante. 

– Soy Keith, Keith Kogane. – estrecho mano. 

– Un gusto Keith. – sonrió. 

Los ojos de la paladina brillaron levemente cuando le devolvió una sonrisa pequeña, tras esto siguieron con su misión. 





¡Espero te guste!

🤍

El Allegado del Blanco. [Voltron Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora