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Capítulo 26

El Mensaje

Entre las tinieblas de la incertidumbre... [Un sueño]

Tania se encontraba varada en medio del espacio, con equipo, todo estaba con ella a excepción del León blanco que a pesar de buscar por todas partes, no lograba ubicar. Trataba de mantener toda la calma posible aunque lucía que en cualquier momento perdería el control.

Tenía miedo, ¿Tenía miedo?

– ¿Keith? – Espero una respuesta. – ¿Hunk? ¿Allura?

Nada, silencio total.

– ¿Voltron?

Aun nada.

Uso sus jetpack para avanzar en el frío espacio, estaba empezando a alterarse, el estar varada ya era una fobia y que pasa si ¿si los Galra la encontraban? ¿Experimentarán con ella? No pensó mucho en eso, su misión ahora era avanzar hasta encontrar algo con que comunicarse.

Y de repente, estaba en la cabina, Shiro estaba ahí, su aspecto era de palidez y sudor, estaba cansado, en su lugar no había nadie, ella estaba parada viendo directamente a su líder, no podía moverse.

– ¿Shiro? ¡Shiro! – trataba de moverse.

Ahora estaba desesperada por moverse, ahora si estaba asustada, su pecho subía y bajaba frenéticamente, pequeñas lágrimas salían y recorrían sus mejillas, temblaba pero no podía ni ver sus manos.

Una luz hizo que segara levemente sus ojos aun así vio aquella escena que nunca pensó ver.

El cuerpo de su amigo se desintegraba cada vez que la luz se adentraba a la cabina, quedó helada, cada célula de su cuerpo desaparecía y se convertía en polvo, estaba aterrada, horrorizada.

Y en eso, oscuridad.

Aun en estado de shock y adentrándose a un posible ataque de pánico, apareció, frente a ella, estaba Shiro.

– ¿Shiro?

– Tania. – sonrió. – Lamento dejarte sola en esta osadía, de lo poco que te conozco sé que eres un gran paladina, no dejes que nadie toque al equipo.

– ¿Shiro, dónde estás? – lloro.

– Estoy muerto, Tania. – sonrió triste. – Mi legado queda a manos de Keith.

– No...

– De verdad que lo siento, este capítulo que están viviendo debe ser el más difícil, por eso te pido que aconsejes a Keith, no lo sueltes por nada en el mundo, por nada en el universo. – tomó sus mejillas. – sé que puedes paladina.

En acto seguido, abrazó a la paladina que seguía asustada, aun sin moverse, aceptó el abrazo cálido, de un hombre que tenía casi la misma calidez de su padre, lloraba y se disculpaba porque no había hecho nada para evitar su muerte.

– No es tu culpa. – se separa. – Cuidalos Tania, cuento contigo.

Como último vistazo, vio nuevamente la escena donde Shiro moría, desintegrado por tanto poder y cómo su cuerpo era protegido por el mismo.

Tania se reincorporo en la cama bruscamente, hiperventilando y levemente sollozando, había sido una pesadilla, una pesadilla que recordaba vagamente.

– Solo... – trataba de respirar. – Solo.. fue..

Termino llorando del tipo de susto que ocasionó esa pesadilla, abrazaba su piernas en posición fetal hasta que escucho como la puerta se abría, era Keith ¿Que hacía aquí tan tarde? Las luces aún estaban apagadas.

El chico solo se acercó y no dijo nada, ambos se vieron, Tania con lágrimas en sus ojos y Keith viendo con preocupación; con rapidez y en medio de la habitación terminaron abrazados, la chica siendo consolada y explicando cómo podía lo que había soñado.

– Si, lo fue... – acaricio su cabello con torpeza. – Solo fue una pesadilla.

– Fue horrible. – limpio sus lágrimas.

– Lo siento.

Se quedaron un rato así, ambos consolando al otro, Keith recordando que solo fue una pesadilla y Tania siguió llorando que fue horrible ya a este punto, el cómo repetía como niña que la pesadilla fue de las peores que había tenido.

– Ya vete a dormir, mañana tenemos trabajo por delante. – mencionó mientras guía a Tania a la cama. – Descansa, lo necesitas.

La chica se acostó en su cama y tapó su cuerpo con la cobija, estaba en pijamas, una muy holgada y cómoda.

Por un segundo o varios, ambos se vieron a los ojos disfrutando del color del otro, Tania admiraba los colores oscuros, tenues y cálidos, justo lo que Keith tenía y él, amaba desde que vio sus ojos, ese color zafiro recordándole a su hogar, ese cielo que era decorado por nubes.

Entraron en razón, se sonrojaron ante lo que hicieron.

– D-Descansa. – salió de la habitación.

Dejando a una Tania a oscuras y con el corazón al mil, su mirada viajó por todo el cuarto apenas mirando la caja que estaba en su mesita de noche.

– Duerme, Tania, mañana hay trabajo. – bostezo y río adormilada. – Keith se veía gracioso con el pelo... des-... desordenado.. chico con ojos... morados... Lo prometo... Shiro...

Cayó completamente dormida, su sueño actual fue más agradable.

Todos se encontraban en la cabina principal del castillo, Tania tecleaba algunas cosas hasta que encontró una señal de auxilio y seguidamente el león negro también, estaba varado en medio del espacio, vagando con lentitud.

Le parecía algún tipo de deja vú.

– ¿Señal de auxilio? ¿En medio del espacio? – dijo Pidge.

– Debe ser una nave de carga, seguramente lleva días ahí.

– Andando.

Activaron el agujero de gusano, llegaron al lugar donde fue enviada la señal; no era una nave descarga, no era un nave sin más, era una nave de caza y dentro de ella, Shiro se encontraba.

Tania suspiro de felicidad, ¿paz? No lo sabía, pero tenía el alivio de tener a su líder de vuelta pero entonces, ¿Por qué estaba preocupada? ¿Una sensación de que esto era una mala señal?

– Lo encontramos.

— Si, lo encontramos. — Pensó la joven de cabelleras blancas.

Manteniendo esa sensación de que esto, él, iba a salir mal.

El Allegado del Blanco. [Voltron Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora