Grace:
La noche del día en el que habían sentenciado o "semisentenciado" a Ximena, supe que como fuese yo tenía que tomar lo que me había arrebatado. Mi orgullo, mi bienestar, mi serenidad. Esa maldita se había llevado días de alegría y tranquilidad que me pertenecían sin lugar a duda, ella sabía que podía tener una parte importante de mi vida en sus manos y no perdió la oportunidad para hacer de las suyas.
Era ya casi de madrugada y tenía mi viejo Nokia en las manos, con un número que jamás creí necesario utilizar, a punto de marcar. Pero al imaginarla a ella, actuando en mi contra tan bajamente, yo que nada le había hecho, no titubé ni un segundo más...
El sonido de repique estaba al máximo en mi tímpano.
— ¿Puedes oírme?—dije sin acerarme demasiado al micrófono, aunque nadie contestaba.
—Porque puedo oírte es que permanezco en silencio—apenas percibí, con su voz gruesa, segura y eternamente sensual. Odiaba que lo fuese—. ¿A qué debo el placer de deleitarme con tu afrodisiaca voz?
No pude contener la risa, claro que no estaba disfrutando para nada la charla. Y él tenía que saber eso.
—Gracias por el ardiente cumplido, pero no es algo que vaya hacerme olvidar lo asqueroso que fue nuestro último encuentro—entrecerré los ojos rodándolos enseguida—; y más repugnante es necesitar tu ayuda para hacer polvo un evento en específico. ¿Te interesa o prefieres colgar?
Elizabeth me había llamado durante el regreso a casa, atarugada con tantas preguntas que hacerme solo terminó diciéndome que la caza-ingresos daría dentro de los 3 días exactos su fiesta de dieciocho años. Yo, Grace Smith, le iba a dar su primera mala experiencia con mayoría de edad. Estaba maquinando un plan que sumaba más gente de la que podía conocer, al igual que me demostraba a mí misma que mi lado oscuro no era capaz de dar tregua.
—Lamento que hayas terminado como rehén fácil, mi querida exnovia—rió por lo bajo al llamarme así, mientras yo permanecía mirando a través de la ventana—. Y por supuesto que me interesa, estás hablando con Jack Mcflayy, el dios de los crímenes sencillos.
De alguna manera, cuando él dijo eso, vi cómo el reflejo de O'Donell me esperaba a las afueras de mi casa. Deseaba verlo en esa fiesta, porque quería darle una muy grata sorpresa.
Le hablé a Jack detalladamente sobre lo que tenía planeado y el modo en el que podía ayudarme, era lamentable pero sin su colaboración esta vez yo no llegaría a ninguna parte. Lo detestaba, sin embargo, en ese momento supe que hay situaciones que debes hacer a un lado para conseguir lo que quieres; sin que eso conllevase a un perdón, ni a una amnesia. Ya lo sentía tan cerca, bailarines entrando y saliendo, al ritmo de lo que yo quisiera, y mi alma manteniendo el control de todo lo que antes me descontrolaba. Enmascarados, irreconocibles, pero quien anhelara algo de nosotros nos vería tal cual somos; toda una multitud inundada de ira y pasión, vengándose ahora para amar más tarde.
Ese era mi plan, convertir por primera y única vez lo que más amaba en una coraza indestructible. Muchos bailarían junto a mí, hasta verla aprender la lección.
— ¿Has entendido tu parte? Debes reunir a todos los que puedas, tienen que estar en el sótano a temprana hora de la mañana. Luego te doy nuevas instrucciones.
—De acuerdo. ¿Y qué harás con Jhon? Se supone que quieres mantenerlo en secreto hasta el día 3.
Sonreí negando con la cabeza.
—Alguien más le dará suficiente en qué distraer su mente—enrollé uno de mis mechones de cabello entre mis dedos—. Tú solo mantenlo lejos del sótano durante esas dos noches. Hasta entonces, espero no te mueras mientras duermas.
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Dreamy Girl Dancer © (Editando)
Teen FictionATENCIÓN: En esta historia se encuentran disponibles para lectura al público solo los capítulos enumerados. El resto está sujeto a modificaciones o eliminación definitiva. Cuando Grace Smith, una bailarina con escasos recursos económicos que lucha c...