28.- Pronto estaré contigo

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Yo también, estoy trabajando para pronto volver con ustedes.

Génesis2811.


Grace:

Estaba levantándome del suelo mientras el miedo me dificultaba esa tarea. Todo mi cuerpo fallaba ante la idea de recurrir a alguno de los recursos clichés de las novelas: rendirme frente a los malos, o todavía peor, alejarme del chico que quería para protegerlo.

No, definitivamente eran caminos demasiado predecibles.

Sin embargo, no podía pensar en nada más. Kannia había venido a ser de lo más hospitalaria conmigo, y en ello se le había escapado la única solución para este problema de malas inversiones. Darle todo lo que aún no poseía, pero ¿cómo podía estar segura de que al hacerlo cumpliría su palabra de dejarme en paz? Dios mío, rogaba porque un plan viniese a mi cabeza cuanto antes; temía por él, desvalido en esa habitación, sin poder defenderse de cualquiera que entrase a agredirlo. Jhon estaba conectado a la vida solo por un delgado hilo que sin demasiado trabajo podría romperse, por eso, yo tenía que hacer hasta lo imposible para mantener ese hilo intacto.

Fuese cual fuese el camino que tomara, el silencio tendría que ser mi más grande aliado. Nadie podía saber que los malos ya habían visitado a los buenos.

Pero entonces, ¿si nadie sabía que tenía dos amenazas de muerte encima, quién iba a ayudarme? No conocía la historia completa de mi familia, ni el motivo por el que mi "abuelo" se había compadecido de mí a última hora, con decir que ni siquiera sabía a qué exactamente tenía que renunciar era suficiente para saber que ignoraba casi todo lo importante referente a los Smith. ¿Quién entonces podría darme luces de qué hacer? Excluyendo a mis padres y a "mis tíos" de esa lista tan larga, nótese el sarcasmo, no había nadie más.

Aunque claro, por supuesto que había alguien más allá afuera, en alguna parte. Ese alguien era el remitente de las cartas azules. Golpeé la máquina de cafés frustrada, detestando desconocer su identidad, porque por más que quisiese darle rostro a sus palabras no iba a dar resultado. ¿Quién podría ser?

Si yo que recibía las cartas por error no sabía quién era, de seguro los destinatarios sí. Una vocecita en mi interior habló y me hizo enojar de inmediato, porque por supuesto, lo que me dijo era la única salida: "Doblega tu orgullo y recurre a tu familia". Odié cada palabra, aunque todavía podía hacerlo a medias. Sí, me doblegaría, pero ante mis tíos, jamás volvería a hacerlo frente a mis padres después de haberme negado la posibilidad de saberlo todo cuando se los había implorado. Era hora de recoger del suelo las pocas migajas de orgullo que quedaban de Grace Smith. Y también de servir los dos cafés por los que vine y largarme.

Así lo hice y me encaminé a cuidados intensivos.

Al llegar, reinaba el silencio de la madrugada, y mi maíz de otro costal roncaba como cualquier animal del que no me venía nombre a la cabeza. Le dediqué una sonrisa tierna y deseé tener alguna manta para cubrirla, el frío arreciaba para ese instante en los pasillos. Miré en dirección a Jhon, con la esperanza de verle mover un dedo al menos, pero se desvaneció en cuestión de segundos.

Todo permanece igual Smith. Aunque en realidad, hace minutos, todo acababa de empeorar.

***

La mañana del día siguiente transcurrió sin nuevas noticias. Sin noticias del culpable, sin noticias de Jack, sin avances de Jhon, sin alguna visita, sin nada que pudiese sacarme de mi ensimismamiento. Había sedado mi hambre con varias porciones de café, puesto que mi cuerpo pedía comida, pero aún no me sentía capaz de probar bocado sin que un nudo en mi estómago me lo impidiera. Extrañaba con todas mis fuerzas a Elizabeth y a Dereck, los únicos que no tenían necesidad de preguntar, porque con tan solo observarme sabían que mi fortaleza era solo una fachada demasiado fragmentada como para resistir más de la cuenta.

Dreamy Girl Dancer © (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora