4-. Cómplices sin pasamontañas

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Créditos completos a @JennPG, divina imagen de Jack <3 realizada por ella.


Grace:

No sentía mis extremidades, y mis brazos no podían moverse con libertad.

Mis párpados pesaban toneladas y aunque no abriese los ojos por temor a lo que observaran, muy internamente percibía dentro de mi leve adormecimiento, que nada estaría bien desde ahora.

La sangre que corría por mis venas se heló por un instante en el momento en el que cierto líquido, que de seguro tendría temperatura bajo 0º, invadió mi cuerpo entero, provocando que mi ropa se adhiriera más a mí y que terminara de abrir los ojos de golpe.

—Fin de la siesta amor mío—musitó una voz varonil a mi oído que, a decir verdad, reconocería donde fuese—. Creo haber descubierto que te agradan más los despertares helados.

Y las pesadillas se confundían con mi realidad. Mis sentidos se hallaban asombrados ante lo que desgraciadamente, mis ojos podían divisar.

Precisamente era aquí, donde el refrán "la venganza no es buena consejera" surgía todos sus efectos.

—Smith, Smith—se postró frente a mí—, déjame decirte que fue divertido ver como lloriqueaban por tu mugroso trasero. Hasta yo aún me derrito por él. Tu presencia en ese lugar me cayó como anillo al dedo.

Jack Mcflayy, era el nombre de aquel sujeto. Hablaba de venganza como mayor fuerza de voluntad debido a que sus actos a eso me conllevaban, siempre guardo cierto recelo, pues al negarle el acceso a mi bien más preciado se volvió tan loco que por poco me hizo daño.

Había algo en él, que por más que quisiese mentirme a mí misma y pensar que era correcto cederle ese honor por denominarlo mi novio, no me convencía.

Aquel rubio de ojos tal perdición en color verdes nunca me perdonó el para él, vergonzoso hecho de que lo había dejado como quien dice, con las ganas hasta los huesos después de haberlo hecho esperar tanto tiempo.

—Tal parece que tu resentimiento sigue intacto, Mcflayy—gruñí.

—Te equivocas—reprochó—. Digamos que ha acrecentado una buena cantidad.

Fijaba su mirada, quería que encajase en la mía, deseaba hacerme sentir un asco y la victoria sería suya cuando al fin agachase la mirada.

—Lamento en verdad que me creas arrepentida, Jack—afirmé—, soy la chica más feliz al no haber permitido que tocases ni un centímetro más debajo de mi pelvis.

Ensanché una sonrisa orgullosa ante su rostro colérico, la cual hizo desaparecer cuando impactó su palma con mi mejilla. Mis ojos se humedecieron pero no dejaron brotar aquellas lágrimas que se avecinaban, pues las muchas impresiones no me dejaban ni consolarme en tranquilidad.

Lo que digo, se refería a una figura oscura y sombría que vislumbraba en ese lugar, donde hasta ahora me daba cuenta que se trataba de una estación de policía abandonada, y en ese preciso momento su cómplice dejó verse sin más.

—Mcflayy, estás abusando de tu maldito poder—comentó hecho furia empujándolo lejos de mí—, los maltratos que quieras hacerle a ella, dámelos a mí. Sabes que ella no tiene nada que ver.

—Cierra la boca inútil—bramó—, yo le hago a mi rehén lo que me venga en gana.

Me enojaba, se apoderaba de mí una impotencia al no poder molerlo a golpes como quería, ya que mis manos y piernas estaban amordazadas. La soga que las sujetaba me hacía daño, ardían mis muñecas y tobillos, además, mi trasero parecía haberse aplastado durante toda la horrenda experiencia, me habían mantenido sentada hasta entonces.

Dreamy Girl Dancer © (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora