Epílogo: Ariadna.

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En multimedia: The Lumineers - Ho Hey

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Y aquí después de muchos meses el epílogo. Lamento haberlos hecho esperar tanto, debido al plagio tenía miedo de subirlo, quería quedarme con al menos reservado algo pero, después de todo aquí está, porque no es justo que se queden con la historia incompleta.

💞

Nunca, en toda mi vida me había detenido a pensar en que algún día yo sería tan feliz. Y es que cuando se vive de la forma en la que yo lo hacía, tan creyente de que jamás saldría del fango y que por más que lo intentara siempre habría algo o alguien que me detuviera te parece un sueño respirar tranquila, despertar por las mañanas y girar solo un poco para encontrarte con tu felicidad.

Leonel y yo hemos entrado en toda una competencia de quién le cambió la vida a quién, en realidad no importa cuántas veces me repita su historia, o cuántas veces me trate de explicar que yo soy el verdadero ángel. ¿Cómo podría pensar siquiera que yo soy un ángel que lo salvó cuando es completamente al revés?

Ambos teníamos un pasado espantoso, pero hay una enorme diferencia, puede que mis intenciones con él siempre fueron buenas y lo seguirán siendo cada día que viva a su lado, aún después de la muerte. Trato con todo mi ser de guiarme por el bien, la honestidad, la verdad, lo sentimientos nobles y correctos, sin embargo jamás nadie podrá compararse con Leonel Carter.

No tengo palabras para expresar de qué está hecho mi esposo, me gusta tanto llamarlo así, "esposo mío" porque jamás pensé que alguien se tomaría un poco de su tiempo para conocerme, para creerme aún cuando nadie más lo hacía y mucho menos para perdonar mis errores, mis fallas y sobre todo para amarme.

Tuve que suplicarle que no nos casáramos el fin de semana que él pretendía. Lo cierto es que a pesar de haber tenido la vida que tuve antes de él y no haberme detenido a soñar con una boda y vestirme de blanco, descubrí que me hacía una ilusión increíble. Quería planearlo todo y Emi me terminó apoyando, juntas lo convencimos de que dejáramos pasar un tiempo en el que me pudiera recuperar.

Finalmente un domingo de diciembre en casa de los Carter, me levanté siendo la novia, poniéndome un vestido blanco talle princesa, rizando mi cabello por deseo de Magda y caminando del brazo de John desde la casa hasta la iglesia. Caminé con la frente en alto, con la dignidad por las nubes, con la sonrisa gigante y más feliz que nunca ante todas esas personas que salieron a la calle seguramente a criticar.

La zorra del pueblo como muchos me llamaban se estaba casando. Y no es que casarse sea la meta de toda mujer o lo único que pueda hacerte sentir realizada, los tiempos han cambiado, no tienes que casarte si no lo deseas, ninguna mujer o persona debería hacer algo solo por cumplir con los estándares de la sociedad. La razón por la cual me sentía desbordada es porque nunca creí que ese momento llegaría para mí, porque ni en mis más locos sueños imaginé la dicha de amar y ser amada con la misma intensidad.

La idea de caminar de esa manera fue de Isaac, dijo que sería la venganza más noble; compartir mi felicidad y no las heridas que todos en este pueblo habían fabricado para mí.

Aún los votos de Leonel se repiten en mi cabeza sin parar.

—Gitana, durante toda mi vida deseé una sola cosa: libertad. Durante todos mis años en esta tierra quise ser jodidamente libre y estoy tan agradecido con tantas personas por hacer posible mi libertad; pero no fue hasta que te encontré que comprendí el verdadero significado de esa palabra. Libertad es decidir entregarte por completo a alguien más sin renunciar a ti mismo. Y, cuando te veo, cuando te escucho, cuando te siento, solo puedo ver mi camino, mi destino, mis metas, mis ilusiones. No dejé de ser un niño hasta que tu boca se juntó con la mía, me convertí en un hombre para defenderte y te amo, amarte me hace libre.

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