Capítulo 6: Ariadna.

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En multimedia: Found love - We the Lion

Camino en una nube que no tiene razón de ser hasta que estoy frente a la puerta de mi casa. La realidad regresa a mí tan cruda y dolorosa. Isaac me ha pedido que le demuestre a esta mujer que yo mando pero no sé ni cómo hacerlo. ¿Realmente la ha asustado? ¿De verdad se ha creído todo este teatro? El miedo aumenta al pensar que bien podría intentar hacerme un daño peor ahora que estamos solas, sin Magda.

Entro con pausa y la encuentro sentada en el sillón de la sala, mirándome como siempre, con desprecio. Esta podría ser la única oportunidad que tengo para demostrarle a Nuria que no le pertenezco y que tarde o temprano me iré con mi hermana muy lejos.

—Si crees que con ese abogadito te saldrás con la tuya estás equivocada, zorrita.

Trago grueso. Es mi momento, un único momento. Tengo que defenderme, enviarla al carajo.

—No solo lo creo, estoy segura —contesto con un temple que jamás había tenido frente a esta mujer que me ha desgraciado la vida día con día.

—Escúchame bien niña tonta —me grita poniéndose de pie y tomándome del brazo.

—¡No! —es la primera vez que le grito—, escúchame tú. Ese abogado que vino a visitarte puede meterte a la cárcel si hablo de lo que me hiciste cuando solo era una adolescente, ¿me escuchas? Ningún juez te dará la custodia de Magda, ninguno si compruebo el monstruo que eres. Ahora que tengo ayuda legal, vamos a hablar claro tú y yo Nuria, a partir de ahora yo me quedaré con la mitad del dinero que gano en el bar y más te vale que no le pase nada a mi hermana y que por esta puerta no vuelva a entrar ningún amiguito tuyo. Si intentas hacerme daño, si siquiera tratas de lastimarme le pediré a mi amigo que te hunda en prisión.

—No puedes amenazarme cuando no tienes pruebas, además tú estuviste de acuerdo —se atreve a decir.

—Ninguna niña está de acuerdo con... —no puedo más. Es algo que llevo marcado—, puedo quitarte a Magda en un abrir y cerrar de ojos —le miento—. ¿Quieres seguir comiendo sin trabajar? Entonces llevemos la fiesta en paz —es lo último que digo antes de meterme a mi cuarto y llorar por lo que me parece horas.

Todo esto es una locura, el hecho de que ahora me crea capaz de enfrentar a esa mujer, que me crea que el hermano de Leo me ayudará y que Leo es ese ser dulce y sin doble intención que aparenta. ¿Cómo he permitido que me bese? ¿Cómo me he permitido dejarme sentir todo lo que sentí al probar sus labios? Ahora pretendo tener una cita con un chico bueno mientras yo soy como el fango, no valgo la pena, nunca la he valido.

Me recuesto un rato en lo que mis lágrimas se vuelven escasas y tomo un baño larguísimo hasta que me siento capaz de vestirme. He tenido el atrevimiento de escoger el atuendo más decente que tengo y ponerlo sobre la cama, pero finalmente me he puesto un pijama. No voy a salir con Leo ni con nadie. Tengo que aprovechar este pequeño respiro que me han proporcionado los Carter y encontrar la forma más rápida de huir.

Sabía que llamar a Leonel era una terrible idea y lo hice, y sé perfectamente por qué lo hice. Quería prolongar más este estúpido clase de sueño. ¡Cómo es que me tiene tan desubicada! Después de dos horas más Magda llega a casa. Nuria ha ido por ella como todos los días, no parece asustada ni tiene los ojos llorosos, lo que me indica que no le ha hecho ningún daño. Se acurruca a mi lado y empieza a acariciarme el cabello hasta que me quedo dormida.

Poco después el sonido de la puerta me despierta y una Nuria totalmente diferente entra, no está gritándome ni diciendo ofensas. En las manos trae la medicina de mi hermanita y se la proporciona frente a mis ojos.

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