En multimedia: Heart Vacancy - The Wanted.
—Carajo lo siento... seguro piensas que soy una loca y que...
—Está bien, no te preocupes.
—No, es que... seguramente tú... y yo... y luego... —tartamudea apartándose y el dolor en mi maldito pómulo desaparece momentáneamente. En el bar y hace un minuto se miraba segura, imponente y hasta intimidante. No como las chicas que acostumbro a frecuentar, no el tipo de mujeres que Isaac suele invitar a sus famosas doble citas y en las que me veo involucrado sin querer; y, ahora se ve tan vulnerable, tan nerviosa y delicada y podría decir que un poco herida por las palabras de ese idiota poco hombre.
—Está bien —repito y me atrevo a poner una de mis manos en uno de sus brazos y acariciarlo con suavidad—, estoy perfectamente. Aún no me dices si estás bien.
—Lo siento, Leonel —es lo que dice antes de marcharse y dejarme demasiado atontado para mi gusto. La miro correr hasta la siguiente esquina y luego perderse en la siguiente.
El dolor reaparece y maldigo. ¡Joder! Camino a casa pensando en ese imbécil. ¿Qué clase de hombre habla de esa manera de una mujer? Me inundo de rabia al recordar que me ha devuelto el golpe y que no he quedado como el héroe que planeaba aparentar. Y es que sí, Isaac se había tardado un poco más de veinte minutos en descubrir el nombre de la mesera misteriosa y mi plan para devolverle sus cosas que llevaría a cabo hoy por la noche se me adelantó al encontrármela en el lugar menos pensado: la escuela.
No sé por qué le terminé confesando a mi hermano que me parecía atractiva. Isaac no es como John, eso creo que ya lo he repetido demasiado; John por un lado me anima a ser reservado, responsable y un buen tipo en todo el sentido de la palabra. A Isaac no le puedo comentar que deseo lanzarme en paracaídas porque al siguiente segundo ya ha conseguido la avioneta y el equipo necesario. Mi molesto hermanito cree que necesito vivir al límite, no irme con calma como John nos ha pedido hasta el cansancio.
Ahora me siento confuso, molesto y extraño. A pesar de oír tal cosa de la boca de ese infeliz de la camioneta no lo he creído ni un poco. Llámenlo locura, pero Ariadna no parece esa clase de chica. Ya sé que no la conozco de nada y que tiene un trabajo que da rienda suelta a malos pensamientos y que no la conozco y que no la conozco y no la conozco, es que esa razón es suficiente para dejarlo estar y sin embargo ya estoy pensando en retomar mi antiguo plan y buscarla en el bar. No lo entiendo, ¿saben? Solo es una chica y por milésima vez NO LA CONOZCO. ¡Caramba!
Niego con mi cabeza e intento cubrirme el golpe al entrar a casa en caso de que Emi esté en la entrada, mas no es ella quien me está esperando, sino Isaac.
—¿Quién te ha golpeado? —es lo primero que me dice preocupado. Creo que es la primera vez que me dan un golpe desde que escapamos de Rocío y Sergio.
—No fue nada, tranquilo.
—Dímelo Leo y le patearé el trasero.
—Que no es nada, no seas intenso.
—¡Leonel!
—Ha sido un tipo del pueblo. No lo sé. Ha dicho una estupidez sobre Ariadna y pensé que sería fantástico ganarme su confianza actuando como príncipe y golpeando al sujeto, y ya ves... me golpeó.
—Qué hijo de puta.... Vamos, lo buscaremos por todo el pueblo y le daremos una paliza —propone molesto.
—No haremos eso. Ni siquiera sé quién es.
—¡Qué te pasó en la cara? —Esa es Emi —¡Dios! Leonel, dime quién te ha golpeado.
Pronto su madre y Clark salen también de casa y hacen un escándalo de aquí al cielo. Tiran de mí hasta la cocina e intentan entre todas curar mi herida. Me hacen tantas preguntas sin darme tiempo de responder en realidad alguna.
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Dulce Adicción
RomansaLibro 2 de la trilogía Adicción. > *SE RECOMIENDA LEER "JOHN, LA MAYOR DE MIS ADICCIONES" ANTES DE DULCE ADICCIÓN*