-UMMMMHHHH.- Me estiro en la cama mientras bostezo.
-Buenos días.- Dice Niall.
-Buenos días.- Susurro y abro los ojos.
-En una hora tienes que estar en la oficina.- Se seca su pelo con la toalla.
-Uf.- Me quejo.
Se quita la toalla del cuerpo y se lo seca hasta dejarlo sin una gota. Su espalda está llena de arañazos por los dos hombros, que forman una cruz x.
-No quiero ir a trabajar.- Cierro los ojos.
-Venga.- Tira de mi sabana.
-Noooooooooo.- Me quejo.
-Te quiero ver alli eh.- Me apunta con el dedo.
-Sí papá.- Ruedo los ojos.
-Mmm.- Besa mi mejilla.
-Que bien hueles.- Agarro su corbata.
-Hay que ir presentable.- Me da un beso.
-Guapo.- Lo piropeo.
-Nos vemos.- Me da otro beso.
-Espera.-Me levanto de la cama.
Lo abrazo y cierro los ojos.
-No quiero que te vayas Ni.- Lo abrazo fuerte.
-Tengo que irme.-Besa mi frente.- Lo siento.
-Pero...-Lo miro.
-Lo se...-Me da un beso.- Te quiero, ¿vale?
Asiento y suspiro sin remedios.
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Me miro en los cristales de los despachos mientras paso y me arreglo los pantalones un poco. Me coloco bien el pañuelo y tapo todos los chupetones de mi cuello.
-Buenos días ___.-Me saluda Julen.
-Buenas Julen.- Lo saludo.
Dejo la carpeta en mi mesa y voy a la sección ee taquillas para guardar el bolso. Con la llave colgada de mi cuello, abro el candando y luego la puerta. Niall está en las taquillas de detrás mía, pero ni cruzo una mirada con él.
-A buenas horas vienes.- Dice Kylie.
-Lo siento señora Horan.- Bajo mi mirada.
-Que no vuelva a pasar.- Me advierte.
-Lo juro.- Prometo.
Asiente y se va. Miro a Niall y se acerca a mí.
-Te dije que ibas a llegar tarde.- Levanta sus cejas victorioso.
-Puedes callarte.-Lo miro mal.
-Mi mujer es muy pesada con la puntualidad.- Rueda los ojos.
-Puede meterse la puntualidad por el culo.- Digo de mala gana y cierro la puerta de la taquilla fuerte.
-Eheh.- Me mira sorprendido.- Que fuerza, ¿de dónde sacas todo eso?
-Pregúntale a tu pene que lo sabe.- Le susurro y sonrío.- Me voy.- Me despido y salgo.
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-Niall.-Lo miro.
-¿Uhhmm?.- Me mira.
-Tenemos que dejar esto.- Me acomodo en el sofá.
-¿Por qué?.- Levanta su cabeza de mis piernas.
-Me duele esperar, que parezca algo que nunca llega.- Miro mis manos.- Nunca vamos a estar juntos.
-Estamos juntos.- Coge mis manos.
-No me engañes.- Lo miro a los ojos.- Estás casado.
-Ya.-Asiente.- Pero eso no quiere decir que no te quiera.
-Me siento mal.- Niego.- Como si estuviera el diablo en la esquina viéndonos.
-Nadie nos está viendo.- Besa mis manos.
-Esa es la cosa.-Acaricio su labio con mi dedo.- Estamos apartados de todos, engañándonos a nosotros mismos.
-Estamos genial.- Agarra mi cara entre sus manos.
-Ni estamos siquiera.- Niego.
-Puede que duela besar cada noche la boca incorrecta, pero no todo siempre tiene porque ser perfecto.- Me da un beso.
-Tengo miedo.- Miro el cielo que se ve en sus ojos.
-¿Miedo a qué? Si estamos los dos juntos.- Acaricia mi mejilla.