El sol está muriendo cuando Miguel por fin se aparece, empujando la reja delgada de su casa. Se detiene de golpe cuando ve a Manuel sentado en el escalón de cemento de la puerta. Manuel lo mira cansado; tiene la cabeza apoyada en una mano y el codo en la rodilla.
-Perdón,- empieza Miguel, respirando pesadamente como si hubiese estado corriendo por cuadras. - Me olvide de hacer unos encargos de mi viejo. Y salí algo tarde del ensayo....
Manuel tiene el ceño fruncido. La verdad es que no le sorprende mucho que Miguel se haya olvidado de que iba a ir a su casa; no es la primera vez. En los años que lo conoce ha sido víctima de la memoria de pez de Miguel numerosas veces. Y sin embargo, nunca lo había esperado por tres horas bajo el sol.
-Pensé que hoy no tenías ensayo.
Miguel se queda estático, abre los ojos un poco y luego rueda los ojos y se encoge en hombros.
-Ensayo. No ensayo, fui a ver lo del taller de verano. Y después a dejar un encargo donde uno de sus amigos.
Manuel se levanta despacio, sintiendo como sus piernas entumecidas retoman vida lentamente.
-Huevón, te llamé como cien veces.
-Ya, perdón.- Miguel suspira cansado, pasa por su costado y saca la llave de su bolsillo para abrir la puerta. -Creo que puse el celular en silencio antes de subirme al bus. Ya, vamos, quita esa cara y entra. Te hago algo de comer si quieres.
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No Me Cantes
Ficción GeneralTodos tienen su propia versión de la misma historia. Además de ser uno de los chicos más guapos de la escuela, Martín también es el mejor tenor del coro de esta. Su dedicación y pasión por el canto le aseguran un futuro prometedor. No tiene miedo a...