Manuel ( VIII )

330 58 1
                                    

El sol está muriendo cuando Miguel por fin se aparece, empujando la reja delgada de su casa. Se detiene de golpe cuando ve a Manuel sentado en el escalón de cemento de la puerta. Manuel lo mira cansado; tiene la cabeza apoyada en una mano y el codo en la rodilla.

-Perdón,- empieza Miguel, respirando pesadamente como si hubiese estado corriendo por cuadras. - Me olvide de hacer unos encargos de mi viejo. Y salí algo tarde del ensayo....

Manuel tiene el ceño fruncido. La verdad es que no le sorprende mucho que Miguel se haya olvidado de que iba a ir a su casa; no es la primera vez. En los años que lo conoce ha sido víctima de la memoria de pez de Miguel numerosas veces. Y sin embargo, nunca lo había esperado por tres horas bajo el sol.

-Pensé que hoy no tenías ensayo.

Miguel se queda estático, abre los ojos un poco y luego rueda los ojos y se encoge en hombros.

-Ensayo. No ensayo, fui a ver lo del taller de verano. Y después a dejar un encargo donde uno de sus amigos.

Manuel se levanta despacio, sintiendo como sus piernas entumecidas retoman vida lentamente.

-Huevón, te llamé como cien veces.

-Ya, perdón.- Miguel suspira cansado, pasa por su costado y saca la llave de su bolsillo para abrir la puerta. -Creo que puse el celular en silencio antes de subirme al bus. Ya, vamos, quita esa cara y entra. Te hago algo de comer si quieres.

No Me CantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora