Manuel ( XV )

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Es domingo cuando su mamá le dice que baje a atender la puerta, que ella está muy ocupada armando los rosarios. Manuel deja caer el manuscrito en el que trabaja sobre su escritorio. Igual no ha podido avanzar nada en días. Baja al primer piso sin apuro alguno, esperando que sea algún cartero o amiga de su mamá en la puerta.

Apenas la abre un poco antes de decidir que quiere volver a cerrarla. Miguel detiene la puerta con su pie, frunciendo el ceño ante el intento de Manuel. Manuel le lanza una mirada de odio.

-¿Que chucha haces acá?

-Quiero hablar contigo, Manuel. Basta de ignorarme.

-No. Te vas ahora mismo.

Manuel retrocede, abriendo la puerta lo necesario para volver a cerrarla, sin importarle si le rompe el pie a Miguel en el proceso. Miguel, que presiente lo que planea, actúa más rápido.

-No.

Y con eso, Miguel empuja su cuerpo contra la puerta. Manuel hace todo lo posible por detenerlo, pero Miguel siempre ha sido más fuerte que él. En un segundo, ya esta siendo arrastrado fuera de su casa. La puerta se cierra tras él y Manuel maldice.

Miguel traga, se remueve bajo la mirada de Manuel.

-Perdón.

Empieza Miguel, y su voz se siente como un susurro. Lleno de miedo.

-Perdón no basta.

-Es que ya se que no tengo excusa.

-¿Entonces para qué vienes a fastidiarme?

Miguel se queda callado y su rostro empalidece ligeramente. Manuel entierra las manos en los bolsillos de sus jeans, buscando sus llaves. Nada.

-¿Escúchame, si?- Empieza Miguel de nuevo, tomando un paso adelante y un gran sorbo de aire.

Manuel hace una mueca, cansado de las tonterías e inútiles intentos de Miguel.

-No puedo dejar que todo se arruine. No puedo.

Miguel para un segundo y Manuel abre la boca para interrumpirlo. La voz de Miguel se quiebra un poco cuando continua.

-Ya se que no es culpa tuya. Ya se que yo fui el que cago todo y que no es fácil perdonarme. Pero te juro, Manu, te juro que no se que me paso. Nunca pensé que fuera a hacer eso y no se que demonios se me metió–ya se que es difícil de creer, pero es en serio, Manuel. No se que decir para que entiendas lo arrepentido que estoy. Solo se que jamás lo volvería a hacer, jamás volvería a cometer el mismo error. Te amo, Manu, te amo muchísimo. Y aunque me he portado como un idiota, espero que entiendas que me importas mucho. No me importa nada, nada más ni nadie más, solo quiero estar contigo....

Miguel tiembla como una hoja, y su voz cae cuando ya no tiene más palabras. Sus ojos se agolpan con lágrimas y Manuel solo baja la mirada, odiando la punzada que siente en el pecho.

Hay silencio hasta que Manuel resopla y cruza los brazos sobre su pecho.

-¿Sabes que me jode más?- Empieza, sobresaltando un poco a Miguel. Su voz se oye cansada, triste, desilusionada. -Qué ni siquiera pudiste ponerme los cuernos con alguien que te importase. Después de dos años, preferiste a un extraño sobre todo.

Manuel se encoge en hombros, sin saber qué más decir. Supone que todo esta dicho. Miguel toma otro paso adelante hasta que está tan cerca de él que puede poner sus manos sobre los brazos de Manuel. Y Manuel intenta quitarlos de encima de nuevo, pero es difícil porque Miguel no aguanta más y deja que gruesas lágrimas rueden por su rostro.

Manuel tiembla también, sintiendo que le duele todo. Sintiéndose más idiota que nunca. Cierra los ojos, y entonces siente a Miguel rodearlo en un abrazo, apoyar su cabeza en su hombro. Y quiere empujarlo, pero no tiene la fuerza. No se puede mover.

-M-Manuel, por favor. Solo dame una oportunidad. Una oportunidad más y te juro que nunca m-más lo vuelvo a hacer. Haré lo que quieras, pero p-por favor solo déjame intentar arreglar las cosas.

La voz de Miguel se quiebra contra su hombro. Manuel aprieta los ojos. Le destroza la cabeza. Lo destruye sentir a Miguel temblando contra él, llorando, y susurrando con desespero.

Y si tan solo pudiera perdonarlo de verdad.

No quiere perderlo. No quiere perdonarlo.

.

.

.

Quizás no tiene que elegir.

-¿Lo que sea?

Susurra.

-Lo que sea.

Responde Miguel.

No Me CantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora