Ese día ensaya él solo porque Miguel no vino. Es la primera vez que falta a un ensayo, y aunque no es imposible ensayar con solo una persona, tiene que admitir que es difícil. El profesor luce particularmente cansado ese día, y hasta permite que Martín se marche media hora antes de que finalicen las dos horas.
Se dice que se va a ir a comer un buen sandwich de carne o una empanada antes de ir a casa, algo que le suba un poco el ánimo.
Se cuelga la mochila en un hombro antes de salir del colegio. Ya ha cruzado el portón de salida cuando escucha un fuerte "Oye." Se vuelve a mirar a los costados, hasta que distingue a un chico delgado de pelo oscuro y uniforme de colegio, esperándolo con las manos en los bolsillos y la boca ligeramente fruncida.
-¿Tu eres Martín? ¿Martín Hernandez, el del coro?
Pregunta el extraño y Martín lo observa en silencio sin saber cómo es que sabe su nombre. Se acerca al chico, esperando poder reconocer su rostro de los pasillos del colegio. No cree haberlo visto antes; de seguro recordaría esa expresión de fastidio que tiene.
-¿Te conozco?
Termina por preguntar. El chico niega con la cabeza, acercándose un par de pasos más para poder hablar de cara a cara.
-No. Pero supuse que eras tú.
Martín parpadea algo perturbado. Sabe que hay chicas que le toman fotos cuando no está prestando atención y hasta lo siguen por los pasillos del colegio, pero nunca ha sido acosado por un chico. Le causa escalofríos a pesar de que no se ve peligroso. Le recuerda a esos chicos de su salón que se sientan en el fondo y no hablan con nadie.
-¿Y para que demo–?
-Sé que has estado viendo a Miguel....- Martín observa con la boca abierta como el chico toma aire y frunce el ceño. -Sabes de lo que hablo. Fuera de los ensayos.
Se supone que nadie sabe de eso. O por lo menos Martín nunca le dijo a nadie. Parpadea confundido, alterado porque un extraño tenga detalles de eso que solía tener con Miguel.
Se supone que era un secreto.
-¿Y a ti que te importa?
Pregunta Martín mientras observa más al chico de pelo oscuro. Maldice los uniformes de los colegios estatales por parecerse tanto los unos con los otros.
El chico bufa y se pasa una mano por el pelo antes de desviar la mirada un segundo y menear la cabeza. Martín siente que lo está juzgando y arruga más el ceño, toma un par de pasos para encararlo. No va a permitir que un chico raro lo intimide.
-¿Quien eres?
-No he venido para pelear contigo, así que cálmate.- Lo corta el extraño antes de acercarse un poco más. Lo ve entrecerrar los ojos ligeramente, como un animal cazando, y luego suspira bajito. -Me llamo Manuel. Soy el novio de Miguel. Desde hace dos años.
Entonces Martín se queda estático, sintiéndose como si le hubiesen dado con un martillo en la cara.
Entonces todo tiene sentido.
Manuel se encoge en hombros, casi adivinando lo que piensa Martín.
-Ya ves...Miguel es un idiota. No te culpo por eso.
Martín no sabe qué decir así que simplemente le sostiene la mirada al chico. Se pregunta si ha venido para amenazarlo, gritar, o tratar de pegarle. Aunque a Martín no le tomaría mucho desarmar a este chico Manuel, con lo flaco y debilucho que se ve.
-No he venido para pelear contigo, ¿entiendes? - Empieza de nuevo el chico, mirándolo fijamente con el ceño fruncido. Se queda en silencio por un par de segundos y se relame los labios, como lo hace la gente que se aprende un discurso. -Solo he venido a pedirte que te alejes de él.
La última parte sorprende a Martín, porque le suena a que este sujeto cree que está dispuesto a pelear por Miguel. Por Miguel, que le mintió y luego lo botó como juguete usado.
-La verdad es que debería botarlo y olvidarme de él. Es lo que se merece por creer que puede verme la cara de idiota.
-A mi no me importa Miguel. Ni siquiera sabía que tenía novio.- A Martín le hierve la sangre admitir que también cayó como tonto. Le molesta escuchar su voz admitiendo que pierde. -A mi solo me importa el concurso, ¿viste? Solo el concurso, y nada más.
La última parte la dice firme, resaltando las últimas tres palabras porque es la verdad. Siempre se trato de su sueño, de su carrera por empezar. Miguel solo fue una distracción que ya acabó.
Manuel asiente despacio otra vez y ladea la cabeza como estudiándolo. Sonríe de lado y Martín tiene el presentimiento de que no lo hace con simpatía.
-Te voy a creer, por más ingenuo que suene. Solo quería dejarlo en claro: No quiero saber que andas con Miguel. Él es mi novio. Y al fin y al cabo tu ni lo conoces ni te importa, ¿verdad?
Verdad. Porque a él tampoco le importo una mierda, ¿cierto?
Martín asiente, parpadea despacio y levanta el mentón.
-Ni yo a él, te lo aseguro. Ya me lo dejó bien claro.
La sonrisa de Manuel se estira como si le diera risa la situación en que se encuentran. Pero luego baja la mirada y frunce el ceño otra vez y Martín quiere irse y olvidarse de todo.
-Gana ese concurso y olvídate que todo esto pasó. Es lo mejor que puedes hacer.
Escucha que dice antes de darse la vuelta y alejarse. Martín no se molesta en decir nada más y con un puño cerrado con fuerza alrededor de la asa de su mochila, se va sintiendo como le arde la cabeza entera.
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No Me Cantes
Genel KurguTodos tienen su propia versión de la misma historia. Además de ser uno de los chicos más guapos de la escuela, Martín también es el mejor tenor del coro de esta. Su dedicación y pasión por el canto le aseguran un futuro prometedor. No tiene miedo a...